Muestra de lo grave de la situación rusa, el país más enlutado de Europa registró este miércoles un récord de muertes diarias por coronavirus, con 1.028 fallecimientos, y 34.073 nuevos contagios, de acuerdo a cifras del gobierno.

Rusia enfrenta desde junio un brote epidémico que las autoridades no logran controlar, fruto de la combinación de la variante Delta, muy contagiosa, la vacunación muy lenta y restricciones sanitarias laxas.

En un intento por detener la epidemia, Putin ordenó declarar no laborable el período del 30 de octubre al 7 de noviembre, una decisión anunciada al final de una reunión del gobierno dedicada al COVID-19. (Vea tambiénOMS baja el pulgar a vacuna Sputnik V; los que la recibieron no entrarán a varios países).

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“Por supuesto, apoyo la propuesta de tener una semana no laborable del 30 de octubre al 7 de noviembre”, dijo Putin.

Esta semana ya coincide en parte con las vacaciones escolares y solamente el 1, 2 y 3 de noviembre eran laborables, si se tienen en cuenta los fines de semana y días feriados.

El presidente pidió además a los rusos, muy reacios a la vacunación, a “ser responsables” y sumarse a la campaña de inmunización. “Sólo hay dos maneras de salir de esta pandemia: enfermar o vacunarse“, dijo, considerando que el bajo porcentaje de ciudadanos rusos vacunados es “peligroso”.

Putin asimismo instó a agilizar las pruebas de diagnóstico y fortalecer las medidas de aislamiento de las personas que hayan tenido contacto con enfermos. (Vea también: ¿Por qué las variantes de COVID-19 reciben nombres del alfabeto griego?).

El presidente también mencionó la posibilidad de iniciar antes o prolongar la semana de vacaciones, si la situación sanitaria lo exige, potestad de la que disponen todas las regiones del país.

Anteriormente, Putin tomó medidas similares en varias ocasiones para intentar frenar la pandemia. Estos periodos, por lo general cortos, en algunos casos se prolongaron durante semanas.