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El domingo, los electores están llamados a elegir en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales entre Rafał Trzaskowski, el alcalde pro-europeo de Varsovia, que lleva los colores de la coalición centrista en el poder, y Karol Nawrocki, un historiador nacionalista apoyado por el Partido Ley y Justicia. La elección se anuncia muy reñida.
Por Anastasia Becchio
¿Lograrán los liberales, que regresaron al poder en Polonia después de ocho años de dominación del partido conservador Ley y Justicia (PiS), consolidar su victoria? Esta elección puede ser percibida como un “referéndum sobre la orientación futura de Polonia”, afirma Krzysztof Soloch, especialista en Polonia y profesor de la Universidad Sorbona, “con por un lado una Polonia pro-europea y liberal y por el otro una Polonia conservadora y soberanista que mantiene políticas tradicionales y que toma distancia de la Unión Europea”.
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Siguiendo el modelo de la descomunización, después de la victoria de la Coalición Cívica liderada por Donald Tusk en octubre de 2023, la Polonia liberal y progresista emprendió un intento de liberarse del control del PiS sobre el país y sus instituciones y de reparar los daños causados al Estado de derecho. Pero los cambios están frenados por el jefe de Estado Andrzej Duda, miembro del Partido Ley y Justicia. Porque aunque el presidente polaco dispone de poderes ejecutivos limitados, puede oponer su veto a las leyes votadas por el Parlamento.
Esta elección se anuncia, en todo caso, muy abierta. Menos de dos puntos separaban a los dos candidatos al final de la primera vuelta y las últimas estimaciones otorgaban una ventaja muy ligera al alcalde de Varsovia.
¿La extrema derecha como árbitro decisivo?
Llegado en tercera posición el domingo 18 de mayo con cerca del 15% de los sufragios, Slawomir Mentzen, el candidato de la confederación libertaria de extrema derecha Konfederacjia (Confederación), intentó jugar el papel de árbitro, sin por ello llamar a votar por uno u otro de los candidatos.
En el período entre las dos vueltas, invitó a Karol Nawrocki y Rafał Trzaskowski a venir a discutir sus prioridades en directo en su canal de YouTube. Su declaración en ocho puntos incluyendo la promesa de oponer su veto a cualquier legislación que llevara a la ratificación de la adhesión de Ucrania a la OTAN fue firmada por el candidato del PiS. El alcalde de Varsovia, por su parte, se puso de acuerdo con él en ciertos puntos, pero se negó a firmar el documento.
Pero después del intercambio, los dos hombres fueron fotografiados tomando una cerveza en un pu
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b perteneciente a Slawomir Mentzen. Este episodio fue objeto de críticas por parte de numerosos electores tradicionales de la Plataforma Cívica, que le reprocharon haber establecido vínculos con el ala derecha del espectro político. “La intención de Trzaskowski no era en absoluto avalar a Mentzen y creo que quizás incluso se sorprendió un poco de que esta cerveza compartida ocupara más lugar en el espacio público que la discusión en sí misma”, subraya Marta Prochwicz Jazowska, vicedirectora del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.
¿Tomó un riesgo el candidato liberal al discutir con el político de extrema derecha, partidario de la legalización de las armas de fuego y ferviente opositor al aborto, incluso en casos de violación? Krzysztof Soloch lo duda: “justamente demostró que era muy abierto, que era capaz de dialogar con todo el mundo, incluso con gente que tiene puntos de vista totalmente opuestos a los suyos”.
Según un sondeo, el 14% del electorado de Slawomir Mentzen podría votar por Rafal Trzaskowski. Este último se ve obligado a un ejercicio de equilibrista, intentando seducir a los electores de derecha sin desencantar a aquellos situados más a la izquierda.
Durante la campaña de la primera vuelta, algunas de sus posiciones, como la supresión de ayudas financieras a los niños ucranianos, sorprendieron a los electores tradicionales del campo progresista. “Esto fue visto como un gesto populista por algunos electores tradicionales de la Plataforma Cívica, que podría hacerle perder votos”, afirma Marta Prochwicz Jazowska. Después de la segunda vuelta, el alcalde de Varsovia revisó su estrategia “dirigiéndose más a los electores que habían votado por los partidos de izquierda en lugar de tratar de apropiarse de los votos del ala derecha”.
Escándalos
La campaña también fue marcada por numerosos escándalos que afectaron a Karol Nawrocki: adquisición en condiciones controvertidas de una antigua vivienda social, vínculos con una de las figuras de la mafia de Gdansk, frecuentación de un neonazi condenado por violencia, atribución de una lujosa vivienda de función en el complejo del museo que dirigía.
El lunes, el portal de información Onet.pl publicó una investigación indicando que el candidato apoyado por el PiS estaba implicado en la introducción de prostitutas en un hotel en Sopot, donde trabajaba como guardia hace una veintena de años. El candidato negó las alegaciones y declaró que demandaría al sitio ante la justicia, calificando la investigación como un “montón de mentiras”.
Estos asuntos probablemente tendrán poco efecto sobre sus seguidores más fieles, este tipo de electorado considera a menudo estos escándalos como manipulaciones orquestadas por los liberales o la izquierda, subraya Marta Prochwicz Jazowska, citando los precedentes de los casos Berlusconi o Trump. “Si eres un partidario de Donald Trump o un verdadero partidario del PiS, nada de lo que se diga contra tu candidato te hará cambiar de opinión. Tanto más que en el caso polaco, el jefe del partido Jaroslaw Kaczynski afirma públicamente que se trata de una conspiración de los izquierdistas o de los centristas”, sostiene.
“Profundamente anti-europeo”
En caso de victoria de Karol Nawrocki, la capacidad del gobierno sería considerablemente frenada. “Será peor que Duda”, pronostica Marta Prochwicz Jazowska, subrayando que el actual presidente ha usado su derecho de veto en cuatro ocasiones para bloquear notablemente el libre acceso a la píldora del día después y ha recurrido al tribunal constitucional sobre otras cuatro leyes.
El actual candidato apoyado por el PiS “será aún más rígido respecto a este gobierno por razones ideológicas”, explica la politóloga polaca. “La cohabitación corre el riesgo de ser aún más tensa” si Karol Nawrocki accediera a la presidencia, coincide Krzystof Soloch, “porque está muy apegado a los valores ultra-conservadores y es profundamente anti-europeo”.
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