El desalmado hombre, presuntamente, habría actuado de ese modo porque no quería tener otra hija, informaron medios locales, tras el hecho ocurrido en el municipio de Magui, en la provincia de Guandong (China).

El personal del hospital donde nació el bebé alertó a la policía al darse cuenta de que había desaparecido y, tras interrogar al padre, este confesó que la había llevado a un acantilado, la había metido en una bolsa de plástico y la había arrojado al vacío.

El padre le dijo a la policía que no quería otra hija porque ya tenía dos.

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El hombre fue detenido y la policía inició una búsqueda para salvar a la niña. “El principal problema fue que el acantilado era muy empinado y densamente boscoso”, dijo Feng Youshi, subjefe de la estación de policía de Magui.

Fue precisamente la densidad del follaje la que hizo que la niña no sufriera lesiones graves, al caer sobre el árbol.

Tras pasar una noche en el hospital bajo observación, la bebé fue llevada a casa por su madre.

La estricta política de natalidad de China del único hijo, abolida hace dos años, hizo que durante décadas miles de niñas fueran abandonadas, ya que muchas familias preferían tener hijos, pues tradicionalmente ellas abandonan el hogar cuando se casan y dejan a los padres solos.