Los menores, entre 14 y 17 años de edad, trabajan en los semáforos de la ciudad limpiando los vidrios de los vehículos, mientras que los más pequeños están con los adultos vendiendo dulces porque, de acuerdo con lo que le dijeron a Noticias Caracol, la gente les da más dinero al saber que es para sus hijos.

Las autoridades le aseguraron al medio mencionado que el trabajo de menores de edad no está permitido en la ciudad, por lo que tienen habilitado un hogar de paso para atenderlos.

La situación de los niños venezolanos en Bucaramanga es complicada, pues según el Instituto Nacional de Bienestar Familiar (ICBF), más de 1.000 menores de edad han sido atendidos tras presentar cuadros de desnutrición.

Margy León de Buitrago, directora de ICBF en Santander, le dijo a Blu Radio que esto es un reflejo de la crisis humanitaria que se está viviendo en el vecino país.

El artículo continúa abajo

“En este momento podemos verificar que Bucaramanga y Málaga son los dos municipios de Santander donde atendemos el mayor número de niñas, niños y adolescentes de procedencia venezolana a quienes les brindamos atención en los diferentes programas de primera infancia”, comentó León de Buitrago a la emisora.

Más de 8.000 venezolanos se inscribieron en el Registro Administrativo de Migrantes Venezolanos (RAMV) en la capital santandereana y ahora esperan que el Gobierno Nacional les brinde ayudas en temas como salud y educación, entre otros, destacó El Tiempo.