Colombia tiene la mayor diversidad de orquídeas del mundo y los Reales Jardines Botánicos lo celebran este invierno con una explosión de colores y olores tropicales, aprovechando también la época de San Valentín.

Y este año han tirado la casa por la ventana: “Orquídeas, celebrar el color de Colombia” despliega 10.300 ejemplares en un festival ya tradicional realizado en los 4.400 metros cuadrados de invernaderos que recrean diferentes hábitats con climas diversos, pero también olores y hasta sonidos difundidos por discretos altavoces; desde cantos de pájaros y ruidos de insectos a tambores tradicionales y música callejera.

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“Colombia tiene tantos hábitats diferentes y este invernadero tiene 10 zonas climáticas diferentes, lo que nos permite imitar la realidad”, explicó a la AFP Scott Taylor, responsable de uno de lo invernaderos más antiguos del mundo.

El festival es fruto de los proyectos que los también llamados Kew Gardens, líderes en investigación botánica en el mundo, desarrollan en Colombia en cooperación con las autoridades locales, especialmente desde el acuerdo de paz.

“Gracias al tratado de paz con la guerrilla, ahora podemos entrar con toda seguridad en áreas que anteriormente eran inaccesibles por causa del conflicto”, explica el biólogo colombiano Oscar Pérez, que lleva más de dos años trabajando en Londres.

De todos los tamaños, colores y olores -las más olorosas suelen ser las más pequeñas-, estas se disponen en gruesos pilares, estructuras colgates o estanques. Pero una vitrina cerrada reserva un espacio especial para las especies más frágiles o valiosas, como la Cattleya Trianaei, flor nacional de Colombia desde los años 30, ahora amenazada por la deforestación de su hábitat natural.

Para ofrecer al público una sensación total, el festival se completa con degustaciones de chocolate y café, platos típicos, actuaciones musicales e incluso un carnaval, en honor al de Barraquilla.