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Por segunda noche consecutiva, la circulación en el centro de Los Ángeles entre las 20:00 y las 6:00 horas locales. Sin embargo, el miércoles más de 1000 personas se manifestaron pacíficamente en las calles de la ciudad. Los Ángeles sigue siendo el epicentro de las manifestaciones contra la policía de inmigración, pero el movimiento se ha extendido a otras grandes ciudades del país.
Con Loïc Pialat, corresponsal de RFI en Los Ángeles
Estas manifestaciones no son necesariamente masivas: unos cientos de personas en Nueva York el miércoles, por ejemplo, pero tal vez anuncien un contagio de las protestas. Se han celebrado concentraciones en Chicago, donde el alcalde ha llamado a su ciudad a resistir la política de Donald Trump, en Washington, Las Vegas, Boston, Milwaukee y Filadelfia. En Spokane, en el estado de Washington, al noroeste del país, la situación era lo suficientemente tensa como para que la alcaldesa decretara, al igual que en Los Ángeles, un toque de queda desde las 21:30 hasta las 05:00 de la mañana.
También hubo tensiones en Seattle, la ciudad más grande del estado. En Texas, el gobernador republicano Greg Abbott tomó la iniciativa y recurrió a la Guardia Nacional. Quiere evitar disturbios en la ciudad de San Antonio, en el sur del estado.
Es evidente que Donald Trump y sus seguidores están jugando la carta de la firmeza. Pero el despliegue de la Guardia Nacional tiene un coste. En Los Ángeles, se estima en 134 millones de dólares. También se plantea la cuestión del apoyo al método de Donald Trump. Y la sociedad estadounidense, como suele ocurrir, parece dividida. Según una encuesta del Washington Post, el 44 % de los estadounidenses se opone al envío de la Guardia Nacional, mientras que el 41 % aprueba su decisión.
Las familias de inmigrantes viven con miedo
Lo cierto es que, en California, las familias inmigrantes viven con miedo a las redadas de la policía de inmigración. El martes debía ser un día de celebración para Blanca y su familia. Su hijo celebraba su graduación. Pero circularon rumores sobre la presencia de agentes de inmigración cerca de las escuelas de los barrios latinos. Y de camino a la ceremonia, se cruzó con un vehículo de la ICE, la policía de inmigración. Inmediatamente llamó a su marido, que es indocumentado.
“En ese momento, me entró el pánico. Ni siquiera podía encontrar las entradas para la ceremonia en mi bolso. El director también había tomado la decisión de dejar a los padres esperando dentro para que inmigración no tuviera oportunidad de acercarse a ellos y a los invitados”, cuenta la madre de familia.
Su marido, obrero de la construcción, no ha ido a trabajar esta semana. “Tiene miedo. Me ha dicho que, a menos que se vea obligado a salir, prefiere quedarse en casa”.
Cerca de 300 personas detenidas desde el viernes
Los padres de Sarai tampoco salen de casa. “Mis padres no tienen papeles, pero trabajan duro y pagan impuestos. Llevan 30 años viviendo aquí”, explica. La joven de 22 años, ciudadana estadounidense, se ha sumado a las manifestaciones del centro de la ciudad. Ha llevado consigo a su hermana pequeña, manteniéndose alejada de la multitud.
Ambas llevan una pancarta escrita en español: “Por mi mamá, por mi papá, por nuestras familias”. “Sobre todo, esperamos concientizar sobre el problema. Puede que las cosas no cambien de inmediato, pero es el comienzo de algo, nuestras voces cuentan. Creo que nuestra presencia aquí puede hacer que la gente cambie de opinión”.
Desde el viernes, al menos 300 personas han sido detenidas por el ICE en el sur de California.
La bandera mexicana, emblema de los manifestantes por los derechos de los inmigrantes
Las manifestaciones en apoyo a los inmigrantes se han extendido a más de veinte ciudades de todo Estados Unidos con un denominador común: la bandera de México, que los manifestantes llevan en alto y han convertido en el estandarte de los derechos de los inmigrantes en Estados Unidos.
Verde, blanco, rojo… Con, en el centro, el escudo de México, un águila devorando una serpiente. Si esta bandera ha aparecido en las manifestaciones, en las fotos, si se exhibe frente a la policía, es porque un tercio de los habitantes del condado de Los Ángeles, más de tres millones de personas, tiene sangre mexicana y porque, desde hace generaciones, esta bandera encarna la lucha de los indocumentados contra las restricciones migratorias. Ya era así en la década de 1990, tras la aprobación de una ley impulsada por organizaciones de extrema derecha que prohibía a los inmigrantes ilegales el acceso a los sistemas de salud y educación.
El emblema de México es motivo de orgullo para los manifestantes, pero su omnipresencia exaspera a la administración Trump. Stephen Miller, el “señor Inmigración” de la Casa Blanca y asesor de seguridad nacional, emplea una retórica incendiaria. “Miren todas esas banderas extranjeras, Los Ángeles se ha convertido en un territorio ocupado”, escribe en las redes sociales. “Con la policía fronteriza, estamos librando una batalla para salvar la civilización”.
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