Missy Nicholas, hija de la anciana, estaba en ese momento cepillándose los dientes y el cabello, cuando en la habitación vio la cama de su mamá envuelta en llamas, relata el Western Journal.
Mientras eso sucedía, los jóvenes Dylan Wick, de 16 años; Nick Byrd, de 14; Seth Byrd, de 16; y Wyatt Hall, de 17, todos oriundos de Sapulpa, estado de Oklahoma, estaban en una casa, cerca de donde Ritchie vivía.
De hecho, los muchachos se disponían a tomar el vehículo para ir a una tienda y cuando salieron, les llegó olor a caucho quemado, al tiempo que se disparaba la alarma de incendios de la casa de la anciana. La mujer activó una alarma que siempre lleva colgada del cuello.
Los jóvenes llegaron a casa de Ritchie en cuestión de segundos, entraron a la vivienda sin pensarlo y la encontraron desubicada a la salida de su propia habitación en llamas, pues durante algunos minutos el humo no le había permitido ver la puerta de salida de su cuarto (de hecho, confundió la puerta del clóset con la de salida hacia el corredor).
La anciana no sufrió ningún inconveniente en su salud, pero su casa, donde había vivido durante los últimos 58 años, quedó reducida a cenizas, publica el medio. Eso sí, la hija de la ancianita solo tuvo palabras de agradecimiento hacia los jóvenes: “Gracias por encontrarla, acompañarla y cuidarla hasta ponerla a salvo, con todo y que son tan jóvenes”, dijo.
Mientras tanto, uno de los adolescentes dijo que menos mal se habían demorado en salir hacia la tienda, de lo contrario “se habrían perdido de toda la acción”.
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