Rachel Morton es una estudiante que vivió un infierno por unas llagas que encontró en su lengua. Nunca les prestó mayor atención hasta que fue demasiado tarde.

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La joven que vive en Edimburgo, Escocia, dio a conocer el calvario que debió afrontar por no darse cuenta a tiempo de un cáncer de lengua.

Rachel contó que, en su primer año de universidad debió visitar constantemente al odontólogo por un dolor en la boca causado por las llagas que tenía, este le recetaba antibióticos y analgésicos. “Tuve que ir a diferentes especialistas, pero ninguno encontró nada fuera de lo normal. Llegó el punto que uno me dijo ‘no podemos hacer más’”.

Para su segundo año en la universidad, las cosas empeoraron a tal punto que no podía beber del dolor que le provocaban las ulceras. Ella no le prestaba mucha atención porque “era normal que le salieran llagas”.

Además, empezó a notar que tenía sus labios muy inflamados, se sentía muy agotada, tenía varias erupciones alrededor de la boca, cosa que le atribuía al estrés de los exámenes.

Después empezaron otros síntomas como las infecciones en los oídos, dolor en las amígdalas y en los senos paranasales. Su médico sugirió que podría tener varios problemas de salud como hemocromatosis.

Ella no se quedó con ese dictamen, por lo que en noviembre de 2020 cambió de doctor y este sugirió hacer una biopsia. Sobre el procedimiento, Rachel dijo que fue horrible, la peor experiencia de su vida. “Estás acostado, te sedan, pero el sonido de las tijeras cortando tu lengua es impresionante”.

En un primer instante, desde el hospital le dijeron que le darían respuesta en unas semanas. Sin embargo, días después del procedimiento, el 18 de diciembre, le enviaron un mensaje en el que le decían que se presentara de manera urgente en el centro médico. Fue en ese momento cuando le comunicaron que padecía de cáncer de lengua.

Un mes después del diagnóstico la joven fue ingresada al quirófano. Tuvo una intervención delicada, los doctores debieron reconstruirle la lengua, arterias y venas comprometidas a causa de la enfermedad con músculos provenientes de su pierna izquierda. Además, le tuvieron que hacer una traqueotomía para poder alimentarla.

De otro lado, tuvo que recibir dos dosis de quimioterapia y más de 30 de radioterapia, según reportó ‘Daily Mail’.

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Rachel, quien ahora tiene 21 años y estudia medicina, fue quien decidió compartir la historia. “No uso maquillaje para cubrir mis cicatrices, no quiero hacerlo. Estoy orgullosa de mi cuerpo por poder sobrevivir esto. Mis cicatrices son parte de mi y lo serán por el resto de mi vida”.