Terminaciones sin restricciones durante las primeras doce semanas de gestación.

“Lo que hemos visto hoy es la culminación de una revolución silenciosa que ha ocurrido en los últimos diez o veinte años”, celebró el primer ministro, el democristiano Leo Varadkar, quien aseguró que las urnas le han otorgado un mandato firme para liberalizar la legislación vigente, una de las más duras de Europa.

El cambio previsto es enorme, pues, todavía hoy, nueve mujeres de este país, según cifras oficiales, viajarán al extranjero para abortar y tres tomarán una píldora comprada por internet para terminar su embarazo, sin la asistencia de un médico por la amenaza de penas de cárcel de hasta 14 años para ambos.

Según el recuento final, el “sí” ganó con el 66,4 % de votos, frente al 33,6 % del “no”, mientras que la participación, clave para la victoria, subió hasta el 64 %, la más alta en 22 años.

En un referéndum celebrado en 1992, las mujeres se ganaron el derecho a salir del país para abortar, si bien siguió siendo ilegal en casa, y en el de 2002 el electorado rechazó avances al respecto, cuando la influencia de la Iglesia católica era aún fuerte y se desconocían los miles de casos de abusos sexuales cometidos contra menores.

“La ciudadanía ha hablado y ha dicho que quiere una Constitución moderna para un país moderno, en el que respetemos a las mujeres y confiemos en ellas para que tomen sus propias decisiones sobre su salud”, señaló el “Taoiseach” (primer ministro), de 39 años, médico de profesión y gay.

El artículo continúa abajo

El triunfo del “sí”, dijo el líder del Fine Gael desde 2017, es fruto de la “democracia directa” que ha abrazado este país, reflejada, por ejemplo, en la llamada “Convención Ciudadana”, establecida por el Gobierno en 2015 para estudiar a fondo esta cuestión y plantear propuestas para una nueva ley del aborto.

Compuesta por un centenar de personas representativas de diferentes sectores de la sociedad, escuchó durante dos años los testimonios, entre otros, de expertos legales y médicos sobre el aborto, así como el de mujeres afectadas.

Sus recomendaciones sirvieron de base para que el Gobierno redactara, dentro de una comisión multipartita, un proyecto de ley que espera tramitar en las próximas semanas en el Parlamento, sin apenas oposición, para que entre en vigor a final de este año, lo que también permitiría el aborto hasta las veinticuatro semanas en casos excepcionales.

El trabajo de la Convención abrió los ojos a muchos políticos, como al líder de la oposición y del partido centrista Fianna Fáil, Michéal Martin, quien se puso del lado del Gobierno en este tema, a pesar de que la mayoría de sus diputados estaban en contra o no se pronunciaron.

En su opinión, han resultado “clave” las historias de cientos de mujeres contadas en primera personas durante la campaña por el “sí”, “rompiendo su silencio” y “acabando con el estigma” que, erróneamente, les ha acompañado durante años.

El Gobierno había pedido a la ciudadanía que se pronunciara sobre la eliminación de la llamada “octava enmienda”, incluida en 1983 en la Constitución, y que garantiza de igual manera el derecho a la vida del “no nacido” y de la madre.

De acuerdo con esta provisión, la ley promulgada en 2013 por el Ejecutivo del Fine Gael, la primera en la historia de Irlanda, solo permite la interrupción del embarazo en las circunstancias excepcionales citadas, una situación que cambiará radicalmente antes de finales de este año.

Los grupos provida, apoyados por la Iglesia católica durante la campaña, aseguraron hoy que el “sí” del electorado en la consulta “es una tragedia de proporciones históricas”.

“El aborto estaba mal ayer y sigue estando mal hoy, aunque la mayoría diga lo contrario. Es un día muy triste para Irlanda”, dijo la plataforma “Save the Eighth” (“salven la octava”).

En su opinión la futura ley abrirá la puerta a los “abortos a la carta”, después de que se elimine de la Constitución el “derecho a la vida” de los “no nacidos”.