La semana pasada registró por primera vez una temperatura de más de 40° C. El récord estaba en de 38,7 °C, una temperatura registrada en Cambridge en julio de 2019. El impacto de esta ola de calor ha afectado el bienestar de diferentes especies de fauna silvestre en ese país. Según expertos, las especies más amenazadas son insectos como los abejorros y las mariposas, pues el calor puede quemar las plantas de las que se alimentan.

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Además, en el caso específico de los abejorros, debido a que tienen “abrigos peludos”, se sobrecalientan y no pueden volar, y si bien tienen reservas de alimento en sus nidos, pueden morir si se alarga el periodo en el que su desplazamiento se ve afectado.

Una investigación de 2020, publicada en la revista de la British Ecological Society, señaló que la disminución de especies de abejorros puede asociarse a su resistencia al estrés por calor.

En cuanto a los reptiles, igual que los insectos, al ser animales ectotermos, se ven afectados por las altas temperaturas debido a que no pueden estabilizar la temperatura de su cuerpo sino que esta depende del ambiente en el que se encuentren.

Uno de los incendios más fuertes de los últimos años ocurrió en la reserva Wild Ken Hill de Norfolk, en el que se quemaron 33 hectáreas. Este incendio habría afectado reptiles y anfibios, mientras que las aves sí habrían logrado migrar.

Durante esta ola de calor, los centros de rescate de animales (RSPCA por sus siglas en inglés) del Reino Unido atendió crías de pájaros, cachorros de zorro, culebras y erizos deshidratados. Evie Button, oficial científica del departamento de vida silvestre de la RSPCA, afirmó para The Guardian que “nuestro centro de llamadas de emergencia tiene muchas más llamadas de lo habitual. El lunes recibimos 7186 llamadas a nuestra línea de ayuda en comparación con las 4416 del domingo, lo que fue un gran aumento”.

Según la científica, a menudo no se ven los impactos de un fenómeno porque la tendencia de los animales silvestres es esconderse cuando se enferman o están heridos.

“A menudo, solo cuando están en muy mal estado, la gente los ve y nos llama. Así que gran parte del impacto estará oculto”, señaló Button.

Un estudio publicado en PNAS.org sobre las respuestas de supervivencia de diferentes especies al cambio climático muestra que, por ejemplo, los osos grizzly en Canadá ahora buscan vegetación sombreada para afrontar las altas temperaturas. Según los investigadores, los animales que sobreviven a olas de calor contraen enfermedades y padecen crecimiento deficiente.

John Spicer, profesor de zoología marina en la Universidad de Plymouth, afirmó a The Guardian que durante esta ola de calor, los cangrejos de la costa de Plymouth (Inglaterra) se vieron afectados, quedando paralizados o desplazándose muy lentamente en busca de alimento. ”Los animales móviles que se han quedado en la zona intermareal están inquietantemente quietos. Si sobreviven al estrés por calor, pueden dañarse o sus ‘facturas de energía’ pueden estar más dirigidas a mantenerse que a otras funciones igualmente esenciales, como el crecimiento y la reproducción. Entonces, el costo de vida aumenta, y no necesito decirles los efectos de tal aumento”, agregó el profesor Spicer.

En la misma ciudad, se evidenciaron daños en tres especies de algas marinas asociados al calor. Según Spicer, los animales más afectados son aquellos que no pueden moverse, como mejillones, percebes, esponjas y anémonas de mar. El científico apunta que la clave está en reducir las emisiones.

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“Reducir drásticamente los gases de efecto invernadero: eso es lo que podemos hacer al respecto”.

Otra estrategia importante, según Mike Morecroft, autor del documento IPCC Cambio climático 2022: impactos, adaptación y vulnerabilidad, es conservar los llamados “refugios del cambio climático”, hábitats en donde hay diversidad arbórea y de cuerpos de agua.