Tras una agotadora marcha que los llevó este domingo de la frontera entre Guatemala y México hasta la ciudad de Tapachula, un recorrido de cerca de 40 kilómetros, buena parte del contingente durmió en la plaza central del municipio, inundada de mantas y mochilas.

En la madrugada, muchos de los migrantes empezaron a despertarse junto con la salida del sol. Todavía cansados, pero con el propósito claro de llegar a Estados Unidos.

“Hay que enfrentar (el trayecto) con fuerza y seguir luchando adelante. Nada nos puede detener, solo la mano de Dios. Vamos confiados realmente porque la fe es lo más importante hasta seguir con nuestro objetivo“, dijo a Efe Cynthia Carolina.

Con 22 años, la joven viaja junto con su hijo de cinco años, Daniel de Jesús, con una mochila y unos simple “zapos” (sandalias).

El artículo continúa abajo

Este lunes, la marcha viaja de Tapachula a Huixtla, alrededor de 35 kilómetros. La gran mayoría lo hace a pie, si bien algunos, sí disponen de dinero, se mueven en transporte público cuando las fuerzas flaquean.

Es el caso de Isis Ramírez, de 32 años, que tiene los pies destrozados y los lleva vendados. “En la caminata, los zapatos, como son de plantilla de hule, con lo caliente… y me duele un poquito, pero ya estoy mejor“, remarcó a Efe.

Los migrantes que continúan la caravana este lunes cruzaron en su mayoría ilegalmente el río Suchiate. 

A su vez, el Instituto Nacional de Inmigración de México (INM) atendió un total de 1.028 solicitudes de refugio de migrantes que ingresaron a territorio nacional por el punto fronterizo de Ciudad Hidalgo.

No obstante, estas personas han sido llevadas a una estación migratoria a la espera de que se resuelva su condición.

EFE