Troy Clark, de 51 años, fue sentenciado a muerte por el asesinato en 1988 de Christina Muse, una excompañera de piso de 20 años.

Clark, consumidor y traficante de drogas, fue acusado de golpear a Muse y luego ahogarla en una bañera porque creía que ella iba a entregarlo a la policía.

Escondió el cuerpo en un barril de concreto. Los investigadores encontraron el cuerpo varios meses después y descubrieron un segundo cadáver de un hombre en el mismo lugar.

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Clark continuó negando su culpabilidad hasta el final de su vida, y sus abogados dicen que su condena está demasiado basada en el testimonio de una exnovia, que ha modificado su versión varias veces.

Los abogados de Clark dijeron que las circunstancias atenuantes no estaban siendo consideradas en el caso, incluyendo que su cliente sufre de Síndrome Alcohólico Fetal.

Para el jueves está programada otra ejecución. Daniel Acker fue condenado a muerte por asesinar a su novia. Al igual que Clark, insiste en que es inocente.

Texas, el estado de Estados Unidos con la tasa de ejecución más alta, ya había ejecutado a 8 personas desde el comienzo de año, en comparación con 7 en 2016 y 2017.

A nivel nacional, la ejecución de Clark fue la número 17 en lo que va corrido del 2018.