La propuesta nació en el seno del Nuevo Partido Democrático (PND, en inglés) que espera promover la idea de que las islas Turcas y Caicos (territorios británicos en ultramar) podrían convertirse en la undécima provincia de los canadienses, informa The Washington Post.

Aunque no existe un ambiente político ideal para llevar la iniciativa hasta las Cámara de los Comunes, el PND confía en que sus copartidarios acojan con entusiasmo el proyecto que ha estado flotando desde 1917 cuando el entonces primer ministro de Canadá, Sir Robert Borden, intentó convencer a Londres de ceder esta parte de sus territorios en ultramar.

Ahora, casi 100 años después, el PND quiere llevar a debate el “potencial de Canadá para desarrollar las islas en una industria del turismo al alcance de todos”, sin mencionar que esto implicaría una inversión multimillonaria y un elaborado juego de estrategias para convencer, no solo a los 40.000 habitantes isleños, sino a la Reina Isabel de Inglaterra, para ceder un bien preciado de la corona británica.

En la actualidad, las islas Turcas y Caicos poseen miles de puntos de interés turístico en playas, hoteles y campos de golf, uno de los gustos más populares de los canadienses, señala el periódico.

Sin embargo, lo que no pueden negar tanto británicos como canadienses, es que el archipiélago es también un paraíso fiscal que está en la mira de las autoridades después de las revelaciones de los publicitados papeles de Panamá y eso supone tener en la boca una papa caliente que pocos se atreven aceptar.

Quizá por eso, el primer ministro canadiense, John Baird, desestimó esas pretensiones y aseguró que su país “no está en el negocio de la anexión de las islas del Caribe. Así que eso no es algo que estamos estudiando. No estamos buscando cualquier tipo de asociación formal con las islas”, aseguró.