El premio nobel de Literatura en 1982 residió en el número 6 de la calle Caponata en Barcelona del 6 de febrero de 1969 hasta 1975, cuando se marchó con su familia de vacaciones a México, pero ya no volvió ante la incertidumbre en España por la muerte ese año del dictador Francisco Franco y tras haber escrito “El otoño del patriarca”, protagonizada por un dictador.

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A pesar de los intentos del Ayuntamiento de Barcelona por situar una placa conmemorativa en recuerdo del autor de “Cien años de soledad”, cuyo éxito conoció ya instalado en la ciudad, fuentes del Instituto de Cultura de Barcelona señalaron este lunes que “la placa solo puede instalarse si hay unanimidad entre los vecinos y un solo voto en contra lo puede impedir”.

El presidente de la comunidad de vecinos, Joan Palà, argumentó, en declaraciones al diario La Vanguardia, que la negativa es más una cuestión de “discreción y seguridad”, ante el temor de que el lugar se convierta en destino de peregrinaje.

Otra comunidad de vecinos sí ha permitido, en cambio, colocar una placa en el número 50 de la calle Osi, donde vivió el hispano-peruano Mario Vargas Llosa, en la misma manzana o cuadra que García Márquez.

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En los últimos años han prosperado en Barcelona otras placas que recuperan la memoria de autores latinoamericanos como el nicaragüense Rubén Darío, el venezolano Rómulo Gallegos o el chileno Roberto Bolaño.

De momento, el mayor reconocimiento que tiene García Márquez en Barcelona es la última biblioteca pública inaugurada en la ciudad.