Las sanciones económicas a Rusia no se han hecho esperar, casi desde el primer día que Rusia invadió de manera ‘no provocada’ a Ucrania. Hubo una lista de 27 oligarcas rusos sancionados, el retiro de Rusia del sistema Swift y la retirada en desbandada de grandes compañías occidentales como Apple, Nike, Ikea o H&M fueron los anuncios más importantes. Pero allí siguen otros gigantes occidentales, gigntes dedicados principalmente al ‘fast food’.

Estos ‘gigantes occidentales’ estaban allí casi antes de la caída de la antigua URSS. Como es el caso de PepsiCo que llegó a Rusia en 1970. PepsiCo les permitía a los rusos embotellar su bebida gaseosa y los rusos permitía a la compañía norteamericana vender vodka sovietico, champán, vino y brandy sovietico en los Estados Unidos.

Hoy PepsiCo, Coca-Cola, McDonald’s, Yum Brands, Taco Bell, Pizza Hut, las cadenas Starbucks, Papa John’s y KFC siguen con sus puertas abiertas de par en par. Vendiendo sin parar.

Como dijo en un artículo del 3 de marzo de 2022 el Financial Times: La aceptación de los rusos de las marcas occidentales de comida rápida, refrescos y jeans pronto se convirtió en un símbolo del triunfo de la “diplomacia capitalista”, observó esta semana el profesor de la Escuela de Administración de Yale, Jeffrey Sonnenfeld, y señaló que el Departamento de Estado de EE. UU. había alentado a las empresas estadounidenses a abrir en Moscú. “Los politólogos solían argumentar que dos países con un McDonald’s no pelearían entre sí”, recordó. Incluso después de que la sangrienta ruptura de Yugoslavia contradijera esa teoría y las tensiones creadas entre Occidente y el régimen de Vladimir Putin, marcas como McDonald’s, Pepsi y Levi Strauss siguieron comprometidas con Rusia.

Según han venido denunciando algunos activistas digitales el silencio de estos gigantes dedicados al ‘fast food’ ha sido ensordecedor. Según estos críticos para estas grandes cadenas de alimentos primero están los negocios que asumen su responsabilidad ética ante la invasión ‘no provocada’ de Rusia a Ucrania. No obstante sí ha habido pronunciamientos de parte de alguno de ellos.

En una declaración a los empleados globales el viernes, el director ejecutivo de Starbucks, Kevin Johnson, condenó los “ataques no provocados, injustos y horribles” en Ucrania por parte de Rusia. También anunció que de parte de ellos habría donaciones para ayuda humanitaria en Ucrania, para aliviar, en parte, el sufrimiento de los refugiados y víctimas de la guerra.

Hasta el momento ninguna de estas multinacionales ve la necesidad de cerrar sus operaciones en Rusia, hay mucho en juego como para tomarsela a al ligera parece que dijera.