El gobierno de Joe Biden apelará a desplegar personal militar si es necesario y también va a distribuir 500 millones de pruebas gratis de COVID-19 para enfrentar la variante ómicron, indicó el martes un funcionario de la Casa Blanca.

“Tenemos las herramientas para superar esta ola”, indicó el alto cargo, descartando que se impongan nuevas restricciones. Si los habitantes de Estados Unidosse vacunan y siguen las precauciones que todos conocemos bien, usando mascarillas cuando viajen, debieran sentirse seguros para celebrar la Navidad y las fiestas“, agregó.

(También puede leer: Novavax, la nueva vacuna contra COVID-19 que pisa duro con eficacia del 90,4 %)

No hay necesidad de confinar nuestras escuelas ni nuestra economía“, afirmó. Sin embargo, ómicron, que ya está en Colombia, de acuerdo con el Ministerio de Salud, es la variante de COVID-19 dominante en EE. UU., pues es responsable del 73,2 % de los contagios que se presentaron durante la semana del 12 al 19 de diciembre en ese país.

Washington ya está enviando equipos de emergencia adicionales a los estados de Michigan, Indiana, Wisconsin, Arizona, New Hampshire y Vermont.

Lee También

El gobierno también está preparando transporte y equipamiento de emergencia, como ropa de protección y respiradores, para los hospitales que los requieran.

“Estamos preparados para lo que creemos que será un aumento de hospitalizaciones de [pacientes] no vacunados en los próximos meses“, dijo el funcionario.

El gobierno de Biden también tomará medidas en un área en la que ha sido duramente criticado, las pruebas de COVID-19, con la compra de 500 millones de test rápidos, que serán enviados de manera gratuita a los hogares de los estadounidenses que los soliciten a través de un sitio web especializado. Además, se abrirán nuevos centros de vacunación.

(Le interesa: Vacunación y teletrabajo, dosis de gigantes de EE.UU. para enfrentar variante ómicron)

Debemos tomar seriamente a ómicron, pero esto es razón de preocupación, no de pánico”, dijo el funcionario.

Biden ha tenido dificultades para controlar la epidemia de COVID-19 en un país donde la vacunación y el uso de mascarillas se han politizado y las órdenes federales terminan en largas batallas legales.

El presidente estadounidense ha intentado imponer la vacunación obligatoria en empresas privadas grandes y empleados del gobierno federal, pero en semanas recientes se ha limitado a exhortar públicamente a la población a que reciban sus dosis anticovid.

También decidió por el momento no imponer nuevas restricciones, como limitaciones a los vuelos domésticos.