El mandatario alertó que el cartel se ha instalado en su país, que utiliza como puerto de entrada de cocaína a otros territorios de Asia.

Duterte lo dijo después de que en las últimas semanas hayan aparecido paquetes de cocaína flotando en la costa oriental de Filipinas, un total de 165 kilos valorados en unos 17 millones de dólares (más de 52.000 millones de pesos) desde el pasado 10 de febrero.

Los paquetes aparecieron en tres puntos diferentes de la larga costa oriental —en Aurora, en el extremo norte; y en Davao y Surigao, en el sur—, pero las autoridades consideran que hay relación entre los tres hallazgos.

Según Duterte, la droga procedente de Colombia se procesa en laboratorios instalados en viejos buques pesqueros en alta mar y a los paquetes de cocaína se les coloca un GPS antes de tirarlos al agua, para que los traficantes los encuentren.

El mandatario alertó de que Filipinas corre “un gran peligro”, ya que es muy difícil para la guardia costera evitar la entrada de drogas ilegales al país, que tiene más de 36.000 kilómetros de costa, salpicada por multitud de pequeñas islas.

“No podemos permitirnos tener patrullas en cada isla”, lamentó Duterte, que ha emprendido una cruenta guerra contra las drogas, que se ha cobrado miles de vidas y que ha recibido criticas de numerosas organizaciones por los abusos de derechos humanos.

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Sin embargo, esta campaña antinarcóticos se centra fundamentalmente en el ‘shabu’ -una metanfetamina muy potente y barata, ampliamente consumida entre los más pobres-, mientras que la cocaína es “la droga de los ricos”, según Duterte.

La semana pasada Duterte aseguró que la guerra antidrogas sería en adelante más “dura” y “sanguinaria” porque su aspiración es que Filipinas sea un “país libre de drogas” para el fin de su mandato, que termina en junio de 2022.

El director de la Agencia contra las Drogas, Aaron Aquino, confirmó este martes las declaraciones de Duterte sobre el cartel de Medellín e indicó que Filipinas es probablemente el enlace para llevar la droga a otros puntos de la región, ya que la cocaína no representa más del 2 % del mercado en el país.

Aquino señaló de que otra hipótesis es que los paquetes de droga encontrados flotando en el mar podrían ser una simple “táctica de distracción” mientras cargamentos mucho mayores de cocaína entran al país.