El rotativo afirma que una persona de 55 años, natural de la provincia de Hubei (China) —foco del brote— habría sido la primera en contagiarse de COVID-19, el 17 de noviembre.

Desde entonces, sumaron de uno a cinco contagios diarios, según el diario privado. Para el 15 de diciembre, el número total de infecciones era de 27, y el 20 de diciembre había ya 60 contagiados

Sin embargo, ninguno de los primeros nueve contagios —cuatro hombres y cinco mujeres— sería el “paciente cero”, según los datos.

Estas nueve personas tenían entre 39 y 79 años, aunque se desconoce cuántos eran residentes de Wuhan, capital de Hubei, donde comenzó a propagarse masivamente el brote.

De acuerdo con el periódico, las autoridades chinas identificaron al menos a 266 personas infectadas durante 2019, mientras que el 1 de enero 2020 sumaban ya 381 contagiados.

No obstante, la Comisión de Salud Municipal de Wuhan no informó del primer caso hasta el 5 de enero, precisando que se diagnosticó el 12 de diciembre.

Chinos con tapabocas por coronavirus

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Asimismo, el gobierno chino no informó a la Organización Mundial de la Salud de la detección en Wuhan de los primeros casos de una “nueva neumonía” hasta el día 31 de diciembre.

Según la OMS, el primer contagio de COVID-19 en China tuvo lugar el 8 de ese mes, mientras que la revista médica ‘The Lancet’ estableció recientemente que la primera infección conocida habría tenido lugar el 1 de diciembre.

Por su parte, médicos como Zhang Jixian, del Hospital Provincial de Medicina Integrada China y Occidental de Hubei, había advertido el 27 de diciembre a las autoridades de salud de que la enfermedad que padecían estos primeros pacientes era un coronavirus.

Y el 30 de diciembre, el oftalmólogo Li Wenliang, de 33 años, anunciaba en un grupo de WeChat (similar al WhatsApp) que en el hospital central de Wuhan habían quedado ingresados siete pacientes por un coronavirus parecido al SARS.

El 11 de enero se anunció la primera muerte en Wuhan, el 21 se confirmaba que la neumonía podía transmitirse entre humanos y el 23 la ciudad quedaba en cuarentena, cerrada al exterior.

Fue la primera de las draconianas medidas que tomó el país asiático para intentar frenar la epidemia, que hasta el momento ha contagiado a más de 80.000 personas, de las cuales más de 3.000 han fallecido.