Así lo asegura Rachel Swarns en su breve semblanza publicada este miércoles en The New York Times, donde dice que al momento de su asesinato, Luther King estaba luchando contra “muchos retos” que permanecen hoy en la sociedad estadounidense.

Pero eso no solo se refiere a la lucha contra la segregación que en esa época -y todavía- sufrían los negros, ya que su acción también abarcaba la petición al gobierno para que enfrentara la pobreza y la inequidad, y la exigencia del fin de la guerra de Vietnam, que estaba absorbiendo fondos que eran más necesarios dentro de las fronteras del país.

Paradójicamente (¿o no?), Luther King parecía destinado al olvido después de su muerte. Un congresista, William Tuck, lo culpó por su propio asesinato y lo acusó de sembrar discordia, mientras que en las encuestas de los 2 años siguientes al magnicidio no aparecía en las encuestas de los hombres más admirados del año, recuerda The Guardian.

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Pero el paso de las décadas, tal vez acompañado por el mejoramiento de ciertas condiciones en la sociedad estadounidense, le ha dado a King el puesto que se merece hasta elevarlo a la figura que ostenta en la actualidad. Ya en 1999 era la segunda persona más admirada del siglo XX, solo por detrás de Teresa de Calcuta, y el monumento dedicado a su memoria en Washington, de más de 9 metros de alto e inaugurado en 2011, es aprobado por el 91 % de los estadounidenses.

Los historiadores, dice Swarns, creen que hoy por hoy, King estaría muy contento de ver los avances que ha habido en Estados Unidos en materia de diversidad sexual, el crecimiento de la clase media negra y, por supuesto, la elección de un negro como presidente del país. Sin embargo, también vería un país que no ha superado todos los problemas que él enfrentó en vida.

Aunque parezca obvio decirlo, no se sabe cómo estaría actuando u opinando el reverendo King en la actualidad, o qué problemas ocuparían sus intervenciones, pero claramente marcó un camino que muchos piden continuar, aun en contra del implacable olvido. Lo que sí parece claro es que el mensaje que mandó Luther King en su época sigue teniendo plena vigencia hoy por hoy en Estados Unidos.