El alma caritativa de Karen Evelth, dueña de Sunny, es la que le ha permitido a Renee Hellman, de 65 años y con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y otras afecciones médicas que la convierten en una víctima potencial del COVID-19, tener su alacena llena, según publica la cadena abc.

Evelth decidió entrenar a su perro para que entregara la comida de su vecina para que no tuviera que salir de la casa. De esa forma, Sunny lleva en su boca la lista de alimentos que debe recoger en una tienda local y minutos más tarde llega con la bolsa de compras para la anciana.

Karen es una gran vecina, ella me cuida. Simplemente lo hizo, de repente, y estaba aquí (con los alimentos). Así que fue maravilloso”, dijo Hellman en agradecimiento a su vecina, en el mismo medio.

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Esta práctica ya es diaria, donde el juicioso golden retriever de 7 años va y vuelve de la tienda con la bolsa llena en su hocico.

“Él (el perro) recibe sus obsequios, seguramente está motivado por ellos. Pero es realmente especial para mí, y estaría perdida sin él porque me ayuda mucho, así que quería que ayudara a otras personas. Eso es exactamente lo que hizo. Estoy bastante orgullosa”, dijo por su parte Karen Evelth a la cadena estadounidense.