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Bolivia se encuentra en un momento de inflexión. Por primera vez desde el retorno a la democracia, el país llega a una segunda vuelta presidencial, marcando el fin de la hegemonía del Movimiento al Socialismo (MAS) y abriendo la puerta a una reconfiguración de su política exterior. ¿Qué alianzas se mantendrán, cuáles se romperán y hacia qué coordenadas geopolíticas se moverá el país andino?
Bolivia está a punto de redefinir su relación con el mundo. La inédita segunda vuelta presidencial del 19 de octubre no solo pone fin a la hegemonía del Movimiento al Socialismo (MAS), sino que abre un escenario de reconfiguración en la política exterior del país.
Dos estilos de liderazgo y dos enfoques diplomáticos se disputan el futuro de Bolivia. Rodrigo Paz Pereira plantea una política exterior orientada a la reconstrucción de relaciones con Estados Unidos y Chile, y una apertura comercial sin romper del todo con los vínculos heredados del MAS en el plano internacional.
En contraste, Jorge ‘Tuto’ Quiroga, propone un giro más definido hacia las derechas de la región, con énfasis en la reinserción plena en organismos multilaterales, el distanciamiento de gobiernos como Cuba, Nicaragua Venezuela y una agenda más alineada con intereses conservadores.




Dos décadas de política exterior Sur-Sur
Durante los gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS), especialmente bajo la presidencia de Evo Morales (2006–2019), Bolivia desarrolló una política exterior centrada en la diplomacia Sur-Sur como parte de una estrategia más amplia de búsqueda de autonomía frente a las potencias tradicionales, como Estados Unidos, y de fortalecimiento de la integración regional latinoamericana, principalmente con otros gobierno con afinidad ideológica.
Esta orientación se expresó en la activa participación boliviana en mecanismos regionales como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
“Evo Morales buscó una visión multilateral, pero atravesada por una perspectiva bolivariana (…) la visión de Arce fue mucho más cauta sin un afiliación exclusivamente bolivariana como su antecesor”, destaca el analista internacional Milton Reyes.
Bolivia buscó diversificar sus alianzas internacionales más allá del eje tradicional con Estados Unidos y Europa, orientándose hacia potencias emergentes como China, Rusia e Irán.
Esta estrategia no fue meramente retórica: con China, Bolivia firmó acuerdos de cooperación en infraestructura, tecnología y energía.
Empresas chinas participaron en la construcción de carreteras, plantas hidroeléctricas (como la San José I y II) y proyectos de telecomunicaciones (como la expansión de la fibra óptica en el país y el lanzamiento del satélite Túpac Katari).
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Además, el gigante asiático se convirtió en uno de los principales socios comerciales y financieros de Bolivia, otorgando créditos blandos y apoyo técnico en sectores estratégicos como el litio y la energía eléctrica.
El corto periodo de Jeanine Áñez en la presidencia de Bolivia, tras la renuncia de Evo Morales en noviembre de 2019, marcó un cambio drástico en la política exterior del país por cerca de un año.
En contraste con la diplomacia Sur-Sur del MAS, su gobierno transitorio rompió relaciones con Venezuela y Cuba, cerró las embajadas en Irán y Nicaragua, y reorientó la política exterior hacia una mayor cercanía con Estados Unidos, restableciendo relaciones diplomáticas plenas tras más de una década de tensiones.
Además, Bolivia se retiró del ALBA y se unió al Grupo de Lima, alineándose con gobiernos críticos del eje bolivariano y especialmente de Venezuela. Una línea que fue reconducida cuando Luis Arce, también del MAS, llegó al poder.
El dilema internacional de Bolivia
Durante la campaña, Rodrigo Paz ha propuesto una política exterior enfocada en restablecer relaciones diplomáticas con Estados Unidos y reabrir el diálogo con Chile, especialmente con miras a fortalecer los vínculos comerciales.
Aunque plantea una revisión de las alianzas heredadas del MAS, no promueve una ruptura abrupta con socios estratégicos como China o Rusia, lo que sugiere una visión más equilibrada y pragmática hacia antiguos aliados.
“Se abandonarán las relaciones diplomáticas ideologizadas del MAS y se pasará a un pragmatismo económico”, dice Gustavo Pedraza, exministro de Desarrollo Sostenible y Planificación de Bolivia
Por su parte, Jorge Quiroga, con una postura más conservadora y alineada con Washington y las políticas del presidente Trump; impulsa un reencuentro pleno con Estados Unidos e Israel, al tiempo que adopta una línea dura contra los gobiernos de Venezuela, Cuba y Nicaragua, a los que reconoce como autoritarios y ha advertido que romperá relaciones.
Su propuesta implica un giro más marcado hacia el eje conservador, con una clara intención de distanciarse del legado internacional del MAS.
Un punto de convergencia entre las dos propuestas es la prevalencia que tendrá el interés económico y el restablecimiento de relaciones con Estados Unidos: “Ambos candidatos tienen claro que las relaciones internacionales deben priorizar la economía y el comercio: no nos conviene tener relaciones con Irán y dejar de tener relaciones con Estados Unidos”, aclara Antonio Saravia, Director del Centro BB&T para la Investigación sobre el Capitalismo en Mercer University.
Tanto Paz como Quiroga plantean mirar hacia el norte. Ambos han viajado a la capital estadounidense con propósitos similares: obtener el respaldo del gobierno Trump ante organizaciones financieras en las que el respaldo estadounidense es indispensable, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo o el Banco Mundial.
Además, se reunieron con dos caras de un mismo gobierno: Paz se sentó con el con el subsecretario de Estado, Christopher Landau y Quiroga con el consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Michael Jensen.
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China también se convierte en un actor clave para los planes de ambos candidatos, si bien Quiroga ha dicho que revocará contratos de extracción de Litio a empresas chinas y rusas, el grado de inserción de China en la economía boliviana dificultará el alejamiento que propone el expresidente Quiroga.
“Los procesos a largo plazo que ha tenido China, principalmente con el tema del litio. El 82,3% de las exportaciones de litio boliviano tuvieron como destino China es una condición que no se puede revertir tan fácilmente. Si bien se han criticado los contratos en campaña, empresas como CATL exploran nuevos suministros de baterías realizadas con sodio”, explica Raquel León de la Rosa, internacionalista y directora del Observatorio de Política China en México.
La experta en relaciones de Latinoamérica con China, señala que “esto se parece al caso de Argentina en donde puede existir un distanciamiento político pero no necesariamente económico”.
Chile y Mercosur: ¿integración o ruptura?
La relación entre Bolivia y Chile ha estado marcada por tensiones históricas que se remontan a la Guerra del Pacífico (1879-1884), cuando Bolivia perdió su litoral y quedó sin salida soberana al mar, situación que sigue reclamando hasta hoy.
Durante los gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS), especialmente con Evo Morales, las relaciones diplomáticas se tensaron aún más: en 2013 Bolivia demandó a Chile ante la Corte Internacional de Justicia para obligarlo a negociar una salida al mar, pero en 2018 el fallo fue desfavorable para La Paz, desestimando cualquier obligación chilena.
Paz propone una agenda de mayor multilateralismo y convertir a Bolivia en “una gran zona franca”. Con respecto a Chile ha dejado en claro que pasará la página del diferendo limítrofe.
“Yo creo que con Chile hay que retomar relaciones, y lo digo abiertamente porque Evo Morales ya perdió cualquier proceso en La Haya de reivindicar el mar. Eso es irreversible por el ámbito judicial. Lo del mar está en nuestro espíritu, pero el espíritu también tiene que dar de comer. Y eso significa cambiar las relaciones con Chile y generar una dinámica económica diferente”, expresó el candidato del Partido Demócrata Cristiano.
Quiroga se ha limitado a señalar que espera tener una alianza estratégica tanto con Chile como con Argentina en torno al comercio de litio. Pero ha dejado en evidencia su postura crítica hacia Mercosur: “Estamos atrapados en una cárcel llamada Mercosur. Bolivia debe liberarse para integrarse comercialmente al mundo con acuerdos de libre comercio con Asia y Europa”, afirmó el expresidente Quiroga. Paz, por el contrario, ha dicho que debe existir mayor integración a través de las cinco fronteras del país.
Bolivia se enfrenta a un giro decisivo en su política exterior de cara al balotaje del 19 de octubre de 2025: mientras Rodrigo Paz propone profundizar la integración regional, fortalecer la relación comercial con Chile y mantener vínculos pragmáticos con Estados Unidos, Jorge ‘Tuto’ Quiroga apuesta por romper con Mercosur, alinearse con Washington y cortar lazos con Venezuela, Nicaragua y Cuba.
Dos visiones opuestas que definirán la nueva relación del país andino con la región y el mundo.
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