Isabel II ha sido la monarca del Reino Unido más longeva del mundo contemporáneo. Ahora que su salud está deteriorada y el mundo entero está en vilo se recuerda el carácter y el poder que la soberana ha ostentado, con una autoridad innegable que deriva en respeto y sumisión por parte del pueblo británico y la famosa mancomunidad.

Pareciera que nadie puede desafiar o desobedecer las órdenes de la líder británica. La dignidad de ella es tal que todos deben hincarse ante su presencia, incluso sus familiares más cercanos.

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De igual manera, las órdenes de la monarca son irrevocables y en general, atendidas por sus súbditos, no obstante, no siempre ha sido así y en algunas señaladas ocasiones han sido personas cercanas a ella los que han objetado sus deseos e incluso han osado hacer justamente todo lo contrario en una evidente muestra de desobediencia.

 

Para comenzar ha sido precisamente quien la sucedería cuando ella fallezca, el príncipe Carlos, uno de los primeros retadores de la autoridad de su madre. Isabel II se opuso radicalmente a que él tuviera amores con Camila Parker, cuando se enteró de aquel romance. En esa época, hace cinco décadas, ella se apellidaba Shand, pues aún no se casaba con el teniente Parker.

Para Isabel, la novia del futuro Rey de Inglaterra no cumplía con sus expectativas para convertirse en soberana. Su orden incluyó enviar a Carlos lejos de Londres esperando que el joven olvidara a quien consideraba indigna; pero el príncipe de Gales no solo no olvidó a su primer gran amor, sino que a su regreso se dedicó a buscarla, incluso con más ahínco después de que ella se casara. El resto de la historia es de dominio público. Carlos y Camila siguieron frecuentándose a pesar de la oposición de Isabel.

Paradójicamente, con los años Isabel no castigó a la pareja por su desafío sino que terminó aceptando su amor, que finalmente llegó al altar. Hoy tienen la venía de la Reina para asumir el trono, una vez fallezca.

 

Hermana de la Reina Isabel II la desobedeció

Margarita, la hermana de Isabel II, también desobedeció deliberadamente a la Reina cuando esta le indicó que rompiera sus amores con el coronel de aviación Peter Townsend, quien estaba casado. A pesar de que luego él se divorció, la Reina no aprobó el noviazgo. Por un tiempo, Margarita le hizo saber a la monarca que no estaba dispuesta a seguir sus deseos, sino su corazón. Tuvo un romance que llegó a planes de boda, pero tanto la Reina como la Iglesia se opusieron a la boda, ya que creían que sería un marido inadecuado para Margarita, que era muy joven, tenía 22 años. La presión fue tanta para Margarita que rompió su compromiso.

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Años después cuando Townsend anunció su compromiso con otra joven, Margarita aceptó la propuesta de matrimonio con el fotógrafo y cineasta Antony Armstrong-Jones. Siempre se dijo que esa unión no funcionó porque fue producto del despecho.

Lady Di, “hacía lo que quería”

Con Lady Di, la historia fue, al contrario. Isabel II recibió con los brazos abiertos a la que se convertiría en reina de Inglaterra, cuando esta se casó con el príncipe Carlos. Sin embargo, la buena relación duró poco.

Según lo que han establecido libros acerca de la desaparecida princesa Diana, a la monarca empezó a incomodarle le evidente desobediencia de Lady Di cuando se presentaba sin cita al palacio Real exigiendo hablar con ella, esto a pesar de que la princesa tenía claro que para hablar con la Reina era necesario agendarse, así esta fuera su suegra. Isabel la atendió varias veces y le escuchó sus quejas sobre la infidelidad de Carlos o sus estados de ánimo, pero con el tiempo rechazaba verla. A esto se sumó que le llamaba la atención para que moderara su comportamiento en ciertos eventos sociales o personal al servicio de la monarquía. Diana no acataba órdenes y en general en palabras de la monarca “hacía lo que quería”.

Con el tiempo y tras la ruptura de Diana y Carlos, Isabel le habría recomendado ser prudente en su comportamiento, lo cual incluía no exhibirse públicamente con algún pretendiente, pero una vez más Diana decidió no acatar ninguna recomendación. No hubo castigo para Diana más allá de los reproches, la lejanía e incluso la indiferencia de Isabel II, pero las teorías sobre una conspiración detrás de su muerte a finales de agosto del 1997 continúan.

Meghan nunca fue de su agrado

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Y no se puede negar que cuando se piensa en quién ha desafiado a la reina Isabel II llega a la mente el nombre de Meghan Markle. La joven canadiense y exactriz y esposa del príncipe Harry que se encargó de que su marido renunciara a todo lo que le correspondía como miembro de la Realeza. Se dice que desde el principio la Reina supo que Meghan, quien además era divorciada, no traería tranquilidad a Palacio.

La soberana aceptó que su nieto se casara con una mujer separada en vista de que la monarquía debe modernizarse, pero esperaba que el hijo menor de Diana de Gales controlara más a Markle, quien para muchos es quien más se ha atrevido cuando a la hora de contradecir a la reina se ha tratado. Le castigo que ha recibido no solo Meghan, sino también Harry es un rechazo de un buen porcentaje de británicos que no aprueban las acciones de los duques de Sussex, la distancia por años de la reina, que solo conoció a la hija de ambos, llamada Lilibeth hace poco. Y el castigo más diciente es haberla excluido de su testamento donde registró la repartición de joyas. Tampoco Lilibeth recibirá nada.