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El cineasta nigeriano Akinola Davies, junto a su hermano Wale Davies, propone en My Father’s Shadow una evocación nostálgica y subjetiva de un período decisivo en la historia de Nigeria: el frustrado tránsito hacia la democracia en 1993, durante la fase final de la dictadura militar. Narrada desde la óptica de dos niños que acompañan a su padre en la búsqueda de salarios impagos en Lagos, la película enlaza la cotidianidad familiar con el agitado escenario político nacional, mostrando cómo los acontecimientos históricos inciden en la experiencia íntima de los individuos. Según el texto original, esta perspectiva, centrada en la infancia, permite al filme moverse entre lo personal y lo colectivo, abriendo el camino a una exploración de las memorias y las emociones colectivas que trascienden las fronteras de la documentación.
El empleo de la voz en off y la textura visual del formato de 16 mm aportan una atmósfera ambigua, situada entre lo real y lo onírico. Esta decisión estética ofrece, de acuerdo con Schwartz, 2015 en su investigación sobre el cine político y la memoria colectiva, un espacio fértil para la representación tanto del trauma como de la esperanza. El filme incorpora así las tensiones emocionales resultantes de la anulación de las elecciones democráticas y del regreso a un régimen militar, reflejando el desconcierto y la desilusión de la sociedad nigeriana.
La ciudad de Lagos cobra especial relevancia como escenario simbólico del filme, ya que, en palabras del texto original, pone en evidencia el contraste entre la urbanización acelerada y la persistencia de desigualdades profundas. Esta elección resalta, además, el choque entre la tradición rural y la incipiente modernidad, problemáticas que, según los análisis recogidos por Brown, 2022, atraviesan la experiencia de los protagonistas infantiles y constituyen un elemento esencial de la narración.
El recorrido de Akin y Remi refleja un doble paso: su tránsito hacia la adultez y el despertar al entorno político convulso. La dialéctica entre la ternura de la infancia y la crudeza del contexto sociopolítico —señalada por Brown, 2022 como característica fundamental de filmes semejantes— establece un diálogo visual que busca dar cuenta de la fractura interna y del impacto humano que los procesos históricos dejan en quienes los viven desde edades tempranas.




No obstante, expertos como Johnson, 2023 destacan que la película recurre en ocasiones a símbolos demasiado directos de militarización, lo cual resta en parte la ambigüedad que logra con otros recursos narrativos. Esta tensión puede verse, según se infiere del texto original, como reflejo del esfuerzo por equilibrar la dimensión emocional del relato con su función como denuncia política.
El estreno de My Father’s Shadow ocurre en un contexto en que Nigeria sigue enfrentando los efectos de aquellas décadas de represión, como recuerda el informe 2024 de Human Rights Watch. Los movimientos ciudadanos actuales que claman por una democratización real ubican al filme en plena actualidad, y reafirman su función como punto de partida para reflexionar acerca de cómo se resignifican las historias nacionales fragmentadas y su legado en la memoria colectiva.
Así, la propuesta de los hermanos Davies trasciende la pura documentación y plantea una reconstrucción simbólica del pasado. A través de la reconstrucción afectiva de la memoria, la película logra abordar tanto el peso persistente de la represión como la posibilidad de redención, proyectando su resonancia hacia otras comunidades que han atravesado experiencias similares.
¿Cuál es el significado de la textura de 16 mm utilizada en la película?
La elección de rodar en 16 mm agrega al filme una textura particular, perceptible tanto visual como simbólicamente. Esta técnica no solo aporta un efecto estético de mayor intimidad y realismo, sino que también refuerza la sensación de estar inmerso en una memoria o un sueño colectivo. Según los expertos citados en el texto original, el uso del 16 mm acentúa la ambigüedad entre documento e interpretación poética, permitiendo al espectador conectar emocionalmente con la atmósfera del relato.
Adicionalmente, la textura granulada del 16 mm puede ser interpretada como un eco material de la fragilidad de los recuerdos y de la naturaleza fragmentaria de la memoria histórica, elementos que son centrales en el enfoque personal y subjetivo empleado por Akinola Davies y su hermano para narrar la historia de Nigeria.
¿Por qué la infancia es un recurso narrativo recurrente en el cine político?
El texto original y las fuentes académicas referenciadas muestran que acudir a la infancia como prisma narrativo permite explorar los grandes traumas o cambios sociopolíticos desde una perspectiva que combina curiosidad e inocencia. Este recurso facilita que el espectador empatice con la experiencia emocional y humana del conflicto, evitando la distancia que puede marcar una representación excesivamente intelectualizada o documental.
Asimismo, la mirada infantil proporciona frescura y un punto de vista menos contaminado por prejuicios adultos, lo que contribuye, como indican Schwartz y Brown, a reconstruir de manera más amplia y rica el impacto de los procesos históricos en la sociedad, haciendo visible la huella que dejan en la vida cotidiana de las personas.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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