“A mí me gusta hacer películas de miedo donde el público se muera de la risa” atina a decir mientras recuerda que muchas de sus aventuras fílmicas se rodaron entre sombras y tumbas del Cementerio Central en Bogotá, destacó el programa Los Informantes.

“Yo no hago cine para los críticos, ni para las cinematecas, ni para los festivales… yo hago cine para el público”, afirma Pinilla que suma (o quizás también resta) a este esfuerzo su loca idea de ir siempre contra la corriente.

Atrás quedaron los días de bonanza cuando era capaz de llenar salas de cine bogotanas como la del Teatro Metropol o cuando compartió set con reconocidas figuras como la del actor Luis Ospina de amplia trayectoria tanto en el cine como en la televisión.

Hasta revistas especializadas en Francia destinaron un espacio a su irreverencia, pero también a su creatividad y su humor irresistible que, junto a los efectos especiales propios, crearon un sello personal atribuible solo a su particular genialidad, apunta el periodista Andrés Sanín.

Captura de pantalla de Los Informantes

“Yo no volví a aparecer en la pantalla porque no tenía equipos”, pero redescubrió su pasión en plena era de la producción digital y con el apoyo de jóvenes entusiastas espera una oportunidad para financiar su última aventura fílmica en 3D: “El espíritu de la muerte”.

De 20.000 dólares que busca recaudar para completar su sueño, solo ha sumado unos 2.000 de ellos, más otros pesos que fueron aportados por sus nuevos amigos en un ataúd que él mismo adornó con una corona a su nombre.

Porque la muerte, dijo como todo un hombre de cine, “es una transición de un plano a otro” y es algo que celebra a su modo.

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