Por: El Espectador

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Este artículo fue curado por pulzo   Sep 11, 2025 - 9:37 am
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Antonio Medellín-Fajardo, compositor y arreglista originario de Bogotá, ha forjado un camino artístico donde la tradición familiar se entrelaza con una perspectiva global, especialmente en el ámbito de la música cinematográfica. Su historia ilustra cómo la música puede funcionar como un puente entre emociones personales y audiencias amplias, encarnando un medio narrativo universal. El propio Medellín-Fajardo ha destacado que la música para cine “combina narrativa, imagen y sonido, lo que hace que todos podamos entender lo que quiere transmitir”, enfatizando su compromiso con un arte accesible y emotivo.

Hijo de músicos y abogados dedicados a la educación, Antonio identificó desde pequeño el valor de la música para expresar sentimientos complejos, un aspecto que orientó su carrera hacia los lenguajes audiovisuales. Si bien su primer acercamiento formal fue mediante el piano y métodos estrictos, su evolución profesional vino de la mano de tutores como Diego Delgado y Alena Krasutskaya, quienes lo guiaron hacia una experiencia personalizada. Además, aunque no cursó estudios formales de canto, su continuo contacto con esta práctica en el entorno familiar reforzó su inmersión total en el universo musical. La importancia de estos contextos se evidencia en estudios citados por la Harvard Gazette (2019), donde se establece que la exposición frecuente a la música desde la infancia favorece el desarrollo creativo y auditivo.

Como parte de su formación, Medellín-Fajardo culminó una maestría en Los Ángeles en música para cine, lo que le permitió ampliar fronteras y conectar con referentes internacionales. Su trabajo con la Orquesta Sinfónica del Conservatorio del Tolima y la colaboración con artistas como Pablo Alborán muestran su capacidad para operar en proyectos de alcance global. Estas experiencias reflejan una tendencia creciente en la producción musical contemporánea, en la que la tecnología ha posibilitado la creación colectiva a distancia, un fenómeno acentuado durante la pandemia, según reportajes de la BBC (2021).

Pese a reconocer que la música clásica ocupa un espacio reducido frente a la música popular, Medellín-Fajardo plantea una visión inclusiva: considera que la música debe ser un fenómeno universal, capaz de conectar a cualquier persona sin distinción. Esta posición cobra relevancia en el contexto colombiano y latinoamericano, donde el Ministerio de Cultura de Colombia (2022) ha implementado estrategias orientadas a democratizar el acceso y resignificar la música clásica desde enfoques contemporáneos.

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El dilema entre seguir la abogacía o la música también ha marcado su biografía. Más allá de una decisión profesional, revela un interés profundo en el bienestar colectivo, aspirando a impactar la vida de otros a través de la música, una idea respaldada por la Organización Mundial de la Salud (2021), que vincula el quehacer musical con beneficios terapéuticos y sociales.

¿Cómo afecta la globalización a la música para cine en Colombia? El impacto de la globalización se refleja en la manera en que compositores como Antonio Medellín-Fajardo acceden a redes internacionales y colaboran con artistas de distintos países. Esta tendencia no solo amplía el espectro creativo, sino que también ofrece nuevas oportunidades profesionales y redefine los modos de producción musical. En Colombia, la globalización impulsa el intercambio cultural y promueve que propuestas locales adquieran mayor relevancia en escenarios internacionales, lo cual plantea retos y ventajas para quienes se dedican a la música para cine.

¿Por qué la música clásica enfrenta barreras para llegar a un público masivo en Latinoamérica? La música clásica, según lo señalado en estudios y políticas del Ministerio de Cultura de Colombia (2022), suele percibirse como exclusiva y lejana para ciertos sectores de la población. Factores como la falta de programas educativos accesibles y la predominancia de otros géneros en medios masivos pueden reducir su alcance. Sin embargo, recientes estrategias buscan transformar esta percepción y facilitar que más personas conozcan y se conecten con la música clásica, contribuyendo a que nuevas generaciones la vean como parte de su identidad cultural.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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