Restrepo destacó primero, en Caracol Radio, que el proceso de apertura tiene que ser gradual, progresivo, ordenado, y que tenga primero como norte la vida de los colombianos, y, simultáneamente, que permita reactivar algunos sectores de la economía.

Después recordó que, en este marco, el decreto de orden público 1076, que está vigente en este momento, comenzó el primero de agosto y va hasta el 31 de agosto.

“A partir del 31 de agosto seguramente será otra la historia porque vendrá seguramente otro decreto distinto”, dijo el ministro en la emisora, sin dar luces, por supuesto, del sentido que pueda tener esa nueva norma.

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En todo caso, el que está vigente, subrayó el funcionario, “tiene una exclusión taxativa: prohíbe el expendio de bebidas alcohólicas para consumo dentro de los establecimientos de comercio”, pero advirtió que “eso no significa que no se pueda comprar una bebida alcohólica para llevarse a su casa”.

“La prohibición se deriva del análisis que hicieron los epidemiólogos que asesoran al ministerio de Salud respecto a la manera como se reactivan algunos sectores de la economía”, continuó en su explicación Restrepo. “En referencia a los bares, ese decreto dijo que se permitía la realización de pilotos, tanto en ciudades de bajo o moderado COVID como en ciudades de alto COVID”.

También dijo que las medidas se tomaron consultando a los gremios relacionados con los bares. “Ellos señalaron buscar un mecanismo gradual de apertura de los bares, teniendo en consideración que caso el 50 % de los bares se califican bajo la categoría de gastrobares, o sea bares en donde hay actividades relacionadas con la distribución de alimentos”

“Lo que se está haciendo con esta circular no es nada distinto a permitir la posibilidad de que los gastrobares puedan empezar a reactivarse en este proceso gradual. De eso se trata”, preció el ministro. “No permitir esto significaría que los bares simplemente no podrían abrir. Aquí se está buscando un mecanismo a través del cual algunos bares puedan empezar a recuperar su actividad productiva”.

Los bares, agregó Restrepo, se podrían convertir en espacios donde se distribuye comida, “incluso con bebidas no alcohólicas, cocteles no alcohólicos, cervezas no alcohólicas. De la misma manera, pueden distribuir para que las personas compren y lleven a su casa cualquier producto de licor”.