A la hora de hacer mercado en cualquier supermercado del país, muchas personas se cuestionan sobre por qué el precio de los productos no es cerrado, es decir, ninguno termina en .000 sino en .900 o 999, por ejemplo.

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La explicación, según los estudiosos del mercadeo, es que es un tema psicológico, más que económico. Según explicaron Manoj Thomas y Vicki Morwitz en un artículo académico publicado en 2005, las tiendas usan este mecanismo para que las personas vean el valor más bajo y así se interesen en comprar más.

Por ejemplo, según los expertos, no es lo mismo ver un producto a 15.000 que a 14.900, ya que el ojo humano se fija primero en los números que están a la izquierda, y por eso, aunque la diferencia es tan solo 100 pesos, le llama más la atención el segundo y se interesa más por comprarlo, tal como se explica en el siguiente video:

Thomas y Morwitz explicaron en su artículo que “al evaluar 2,99 dólares, el proceso de codificación de magnitudes empieza en cuanto nuestros ojos encuentran el número 2. En consecuencia, la primera magnitud percibida se queda con el dígito que está más a la izquierda y se vuelve significativamente inferior a la magnitud 3,00″.

Esto se ve reflejado en los supermercados nacionales, pues por ejemplo una bolsa de yogurt se consigue por 3.990 pesos, mientras que en otro 5.290. Pese a que son pocos pesos por debajo del valor cerrado, ayudan a que las personas sientan que están pagando un valor significativamente inferior.

Este es uno de los trucos psicológicos que se usa en el mercadeo para que más productos sean vendidos y que los compradores tengan la percepción que ahorraron dinero. 

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Qué hay detrás de la música y las ofertas en los supermercados

Además de bajarle el precio a los productos pocos pesos, que no son del todo significativos, los supermercados usan otras estrategias para llamar la atención de los vendedores como la iluminación, la música y las ofertas, según explicó el Diario AS.

Por ejemplo, en cuanto a la iluminación, hay zonas del establecimiento que tienen más luces y hacen más llamativa esa sección, por lo que hace que las personas se detengan y se interesen por los productos que están exhibidos. Normalmente es donde venden productos de maquillaje y perfumería.

En la música, si hay mucha congestión, los supermercados ponen una canción con un ritmo más rápido y así hace que los consumidores se demoren menos en el lugar, mientras que si hay poca afluencia y les interesa vender más, ponen una música más tranquila para que las personas se sientan cómodas y duren más tiempo en el establecimiento.

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Finalmente, el tema de las promociones también funciona, ya que mensajes como “quedan pocas horas”, “no esperes a que se acaben” y “hay unidades limitadas” hacen que el cerebro no quiera estar fuera de esa oferta y por eso hace que quiera comprar todo el tiempo, sentenció el medio.