Lo que parecía una recuperación firme en la asistencia a salas de cine tras la pandemia, hoy se ha transformado en una nueva señal de alerta para el sector del entretenimiento, y por extensión, para los centros comerciales del país.
Según datos recientes de Proimágenes Colombia, la industria cinematográfica vive un nuevo ciclo de contracción que ya se siente en la taquilla, el tráfico de visitantes y la dinámica de consumo en los malls.
(Lea también: Así se va más barato a cine con la caja de compensación; hasta puede escoger combo)
Caída del negocio del cine en Colombia
Durante el primer trimestre de 2025, los ingresos de taquilla cayeron un 2,4 %, con una facturación de 117.927 millones de pesos , frente a los 120.895 millones de pesos del mismo periodo del año anterior. La caída más dramática ocurrió en marzo, cuando se reportó una pérdida de 1,3 millones de espectadores respecto al mismo mes de 2024 (2,5 millones frente a 3,8 millones). Esto se tradujo en una disminución en ventas de más de 13.400 millones de pesos, al pasar de 46.932 millones de pesos a 33.506 millones de pesos.
A pesar de que 2024 fue promocionado como el año con más estrenos de películas colombianas, la asistencia total se redujo a 49,5 millones de espectadores, es decir, 4,2 millones menos que en 2023. Esto posicionó al 2024 como el tercer peor año en términos de asistencia en la última década, excluyendo los años de restricciones sanitarias.
¿Qué está detrás del desplome del cine?
Los motivos de esta crisis son múltiples y van más allá de la oferta local. En primer lugar, la huelga de actores en Hollywood, iniciada en julio de 2024, provocó retrasos en el lanzamiento de grandes producciones internacionales, especialmente durante el segundo semestre, afectando la temporada alta de fin de año.
(Lea también: Visitado centro comercial de Bogotá ofrecerá transporte gratis hasta el aeropuerto)
Pero el factor estructural más determinante es el cambio de hábitos en el consumo audiovisual. Plataformas como Netflix, Amazon Prime Video y Disney+ han consolidado un modelo que privilegia la comodidad, la variedad y el acceso inmediato desde el hogar. Aunque las salas de cine ofrecen una experiencia sonora y visual difícil de igualar, para muchos consumidores colombianos el diferencial ya no justifica el costo, el desplazamiento ni la logística asociada a una salida al cine.
Este cambio de paradigma no es nuevo. En 2019, Colombia era el tercer mayor consumidor de cine en América Latina, con 73 millones de asistentes. Sin embargo, la pandemia aceleró el proceso de digitalización del consumo de contenido y modificó los hábitos de forma profunda. La industria no ha logrado recuperarse del todo desde entonces.
Ajustes de emergencia y estrategias alternativas para el cine en Colombia
Frente a la caída en la asistencia, los operadores han tenido que adoptar medidas urgentes. Una de ellas ha sido la reducción en el precio promedio de las entradas, que pasó de 13.900 pesos a 11.900 pesos. Además, las cadenas están explorando nuevas propuestas de valor a través de eventos alternativos: conciertos en vivo, exhibiciones de clásicos remasterizados, funciones especiales de teatro y ballet, y proyecciones únicas que buscan captar públicos de nicho.
Estas estrategias, aunque valiosas, no han sido suficientes para detener la contracción. La incertidumbre en torno al futuro de las salas sigue creciendo, y con ella las consecuencias colaterales para otros actores del ecosistema comercial.
Centros comerciales: víctimas indirectas de la crisis del cine
Para los centros comerciales, la crisis del cine no es un problema ajeno. Las salas de cine son tradicionalmente uno de los principales motores de tráfico, especialmente en franjas horarias de baja afluencia y durante los fines de semana. Cuando estas dejan de atraer público, se resiente la dinámica del mall en su conjunto: bajan las visitas, disminuye el consumo en locales de alimentos, entretenimiento y moda, y se debilita el tiempo de permanencia.
Además, los operadores de centros comerciales enfrentan el riesgo de tener que renegociar contratos con los exhibidores o redestinar grandes superficies que, hasta hace poco, eran consideradas activos de alto valor estratégico.
En este contexto, los malls deben comenzar a diversificar su propuesta de entretenimiento e incorporar nuevos formatos de experiencias que puedan sustituir, complementar o repensar el rol del cine. Desde zonas de gaming y realidad virtual, hasta escenarios culturales flexibles y eventos experienciales de alto impacto, es momento de innovar en la programación para sostener la relevancia y el tráfico.




La crisis del cine en Colombia es el reflejo de un cambio profundo en las dinámicas culturales y tecnológicas del consumo de entretenimiento. Para los centros comerciales, representa una oportunidad urgente de transformación: menos dependencia de los anclajes tradicionales y más enfoque en experiencias híbridas, personalizadas y diferenciadoras.
Para Leopoldo Vargas Brand CEO de Mall & Retail: “En un entorno de hábitos cambiantes y audiencias fragmentadas, quienes logren adaptar su oferta al nuevo panorama cultural serán los que lideren la nueva etapa del retail y del entretenimiento en el país. En estas circunstancias los centros comerciales debe ampliar sus sinergias con operadores de cine creando paquetes promocionales combinados (cine + comida, cine + compras, cine + experiencias) ayudando a mejorar la percepción de valor. “.
* Pulzo.com se escribe con Z
LO ÚLTIMO