
El debate sobre el salario mínimo en Colombia para 2026 genera preocupación por sus efectos inflacionarios y económicos.
El Gobierno anticipa un aumento por encima de la inflación y la productividad, con estimaciones alrededor de 1.600.000 pesos, lo que busca proteger el poder adquisitivo de los hogares.
Sin embargo, un reciente análisis del Grupo Cibest advierte que incrementos excesivos pueden erosionar ese mismo beneficio y presionar los precios de bienes y servicios.
El impacto en la inflación ocurre por varios canales: primero, el de costos, ya que empresas con márgenes estrechos trasladan los mayores gastos laborales a los precios; segundo, el de indexación, porque el salario mínimo sirve de referencia para pensiones, contratos y tarifas, amplificando los efectos; y tercero, el de expectativas, dado que anticipaciones de aumentos elevados llevan a ajustes salariales y de precios anticipados.




Según cálculos de Cibest, un aumento del salario mínimo 1 % por encima de la inflación más productividad incrementa la inflación anual en 0,06 puntos porcentuales.
Experiencias internacionales muestran que países con aumentos alineados a productividad e inflación, como Chile y Brasil, logran una convergencia más rápida de precios, mientras que incrementos excesivos, como en México, generan persistencia inflacionaria.
Por ello, aumentos desproporcionados podrían retrasar la convergencia de la inflación al rango meta, elevar costos de financiamiento y afectar la formalidad laboral en Colombia.
Por qué el mínimo afectaría la inflación en Colombia
El aumento del salario mínimo en Colombia impacta directamente la inflación porque genera presiones sobre los costos de producción y los precios de bienes y servicios.
Cuando los salarios suben por encima de la productividad y la inflación pasada, las empresas, especialmente aquellas en sectores intensivos en mano de obra como comercio, transporte y restaurantes, enfrentan mayores costos laborales que no pueden absorber sin afectar sus márgenes.
Como resultado, trasladan estos costos a los consumidores, elevando los precios. Otro mecanismo es la indexación: el salario mínimo no solo define el ingreso de los trabajadores que lo perciben, sino que también sirve como referencia para contratos, pensiones y tarifas reguladas.
Por lo tanto, un aumento significativo provoca ajustes en estos pagos y servicios, amplificando el efecto inflacionario más allá del grupo de empleados directamente beneficiados. Además, las expectativas inflacionarias juegan un papel importante.
Si el mercado anticipa que los salarios seguirán aumentando rápidamente, empresas y sindicatos ajustan precios y demandas salariales en consecuencia, lo que genera un efecto acumulativo sobre la inflación futura.
Según cálculos de expertos como el Grupo Cibest, un incremento del salario mínimo 1 % por encima de la inflación y productividad podría aumentar la inflación anual en 0,06 puntos porcentuales.
Así, incrementos excesivos podrían retrasar la convergencia de la inflación al rango meta del Banco de la República, elevar costos de financiamiento y afectar la formalidad laboral.
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