Escrito por:  Redacción Economía
May 25, 2025 - 3:59 pm

En un mundo donde la presión social por “subirse de estrato” y proyectar éxito es constante, comprar un carro a crédito puede parecer una decisión atractiva, especialmente para los jóvenes. Sin embargo, también puede significar problemas económicos. 

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La historia de Juan Pablo Zuluaga, fundador de Mis Propias Finanzas, ilustra cómo esta elección impulsiva puede convertirse en un error financiero con consecuencias a largo plazo. Su experiencia, compartida ampliamente en redes sociales, sirve como advertencia para quienes priorizan las apariencias sobre la construcción de riqueza sostenible.

A los 24 años, Zuluaga recibió un bono en su trabajo y decidió cambiar su Volkswagen Gol por un Jetta, un vehículo que, en su momento, representaba un salto de estatus. “No sabíamos qué hacer con ese dinero. No conocíamos opciones de inversión. No teníamos un plan”, admite Zuluaga en una reflexión publicada en Linkedin. 

Lo que parecía un premio merecido terminó siendo una decisión que le costó caro. Años después, al analizar retrospectivamente sus finanzas, calculó que si hubiera invertido el dinero del bono en un ETF del S&P 500, habría acumulado más de $ 250 millones con el tiempo, gracias al poder del interés compuesto y el crecimiento del mercado.

Este cálculo, aunque hecho en retrospectiva, pone en evidencia una verdad que muchos jóvenes ignoran: en sus 20, el enfoque debería estar en construir riqueza, no en aparentar éxito. Comprar un carro a crédito, especialmente en una etapa temprana de la vida, puede convertirse en una carga financiera que limita oportunidades futuras. 

En Colombia, donde el costo promedio de un vehículo nuevo ronda los 100 millones y los intereses de los créditos pueden superar el 20 % anual, esta decisión implica pagos mensuales elevados y una depreciación acelerada del vehículo, que pierde hasta un 30 % de su valor en los primeros dos años.

La historia de Zuluaga resuena en un contexto donde la presión social y la cultura del consumo impulsan a muchos a endeudarse para adquirir bienes que proyecten una imagen de éxito. Según el Banco de la República, en 2024, los créditos de consumo en Colombia crecieron un 8 %, con los préstamos para vehículos representando una parte importante. 

Sin embargo, expertos financieros advierten que esta tendencia puede ser una trampa para los jóvenes, quienes a menudo subestiman los costos asociados, como seguros, impuestos, mantenimiento y combustible, que pueden sumar hasta un 40 % adicional al precio del carro.

Inversiones mejores que comprar un carro en Colombia

Zuluaga destaca que, en lugar de endeudarse, los jóvenes deberían priorizar la educación financiera, el ahorro intencional y las inversiones a largo plazo.

Alternativas como fondos indexados, bienes raíces o incluso emprendimientos pueden generar retornos significativos, mientras que un carro a crédito, lejos de ser una inversión, es un gasto que se deprecia rápidamente.

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La lección de Zuluaga es clara: en sus 20, el enfoque debe estar en construir, no en aparentar. Optar por un carro a crédito puede parecer un símbolo de éxito, pero a menudo es un obstáculo para la libertad financiera. 

En lugar de caer en la trampa del consumismo, los expertos recomiendan evaluar necesidades reales, explorar opciones de movilidad como el transporte público o servicios como Uber, e invertir en activos que generen riqueza a largo plazo. 

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