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Escrito por:  Julian Bermúdez
Editor     Ene 18, 2024 - 7:36 pm

D’Luchi, Kaba, La Receta y CBD pegaron duro en Colombia y ahora su gestora está por lanzar una nueva línea de maquillaje. Además, busca lo mismo en Estados Unidos y México, a donde ya llegó.

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“A mí no me gusta la tranquilidad, me gusta el voltaje de los emprendimientos, me encanta. De hecho, cada vez que dejo listo un proyecto me embarco en otro”, le dijo a Pulzo en este video.

Aunque su primer emprendimiento fueron los vestidos de baño, el éxito le llegó con unos bronceadores que hizo por necesidad. Era 2014 y con una semana vendiendo este producto superó los ingresos que tuvo en tres meses con sus trajes para la playa. Eso sí, las publicaciones de algunos famosos le ayudaron a empezar a vender por Facebook, Instagram y WhatsApp, siendo una de las primeras que pegó en este modelo de negocio.

“Cuando empecé, las historias de Instagram no existían. Ellos hacían ‘post’ y como les gustaba el producto siempre lo publicaban. Nunca me tocó una ‘influenciadora’ a la que se lo mandara y no le gustara. En ese momento no eran ni ‘influenciadores’. La primera publicidad la pagué como a 200.000 pesos“, dijo, precios muy lejanos a los millones de pesos que piden actualmente muchos famosos por hacer una publicación.

Su trabajo como modelo de fotos para catálogos la había acercado a varias personas a las que hoy no olvida. De hecho, fueron modelos de Medellín y otras mujeres las primeras que decidieron probar sus productos y luego darles una visibilidad que la llevaron a un reconocimiento nacional.

 

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“Siempre se lo he dicho y siempre se lo voy a agradecer porque una persona que le dio un impulso a la marca fue Valentina Lizcano. Ella es actriz y de las personas que en ese momento eran muy reconocidas, que eran amigas mías y que tenían unas redes sociales fuertes. A ella yo le mandaba vestidos de baño y los publicaba un montón. Cuando le mandé los bronceadores por primera vez, los probó y subió un video como que nunca se había bronceado tan rápido y ese día mi celular estaba como a punto de reventar con los mensajes y ahí fue cuando yo dije tengo que dejar de hacer vestidos de baño y seguir haciendo bronceadores”, recordó Luisa.

Dar ese paso no fue fácil, pero entendió que era lo correcto para poder construir esa empresa en la que ha aplicado mucho de lo que aprendió en sus años de estudio en Derecho, aunque nunca ejerció como abogada.

“En ese momento yo sentí como que se me estaba presentando una oportunidad muy buena y que tenía que enfocarme en eso, que no podía como estar haciendo varias cosas al mismo tiempo y decidí cerrar la tienda de vestidos de baño, fue como muy duro para el ego porque pensaba que la gente va a decir que fracasé, mientras que lo otro se estructuraba bien. Me dolió mucho. Me dio superduro, pero lo hice y me dediqué como a los bronceadores”, explicó.

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Para ese momento debía tomar una decisión difícil: usar el dinero para reinvertir o crecer o quitarse de encima unas deudas. Ella se fue por la primera y ahora, 9 años después, sabe que eligió bien.

Con estos bronceadores que empezó haciendo en la casa de sus abuelos surgió lo que hoy es una planta de producción en Guarne, Antioquia, que emplea a casi 150 personas, además de los vendedores en los puntos de venta que hay en Barranquilla, Cali, Bogotá y Medellín. También, es una de las empresarias que está por llegar al millón de seguidores en Instagram, porque el de dólares ya lo pasó hace rato.

“Al principio usaba mis redes sociales para vender, pero resulta que las redes sociales no se trata de vender, sino de crear una comunidad. De estar en contacto con los usuarios de poder conversar con ellos, de darles un contenido de valor. Ya las redes sociales no las usamos para vender, sino para estar en contacto con la comunidad. Eso se traduce en que permanecemos en la cabeza de la gente, en que somos la marca amiga que les dice la forma adecuada de hacer X o Y cosa. O los ‘tips’ para y eso al final se traduce en ventas”, recuerda.

Kaba, empresa que empezó Instagram tiene una gran planta

Uno tiene que aprender a sobresalir a pesar de las circunstancias. A construir modelos de negocio que sean sostenibles, que de pronto no requieran tanta inversión, poder hacer pruebas de varias cosas que no sean tan costosas hasta que le peguemos a lo que es. Si esperamos el escenario ideal en el que nos digan esto está superpróspero, hay que invertir en algo, nos vamos a morir todos y no va a pasar”, dice Luisa Chimá.

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Los productos que Kaba fabrica para el cabello han logrado un reconocimiento nacional que llevaron a la dueña a crear una gran planta que ella mostró en sus redes sociales.

Además de eso, su presencia en los centros comerciales del país es cada vez mayor, lo que ha sido una demostración de que los negocios digitales pueden pasar a los puntos físicos con gran éxito. El “mayor canal de ventas son las mayoristas. Luego los canales digitales, especialmente la página web y después los puntos de venta”, dice.

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