Escrito por:  Redacción Economía
May 16, 2025 - 10:59 am

Las droguerías de barrio continúan consolidándose como el principal canal para la adquisición de medicamentos en Colombia, especialmente en un contexto donde el sistema de salud suele presentar demoras significativas para la atención y entrega de medicamentos. Este fenómeno, registrado por la Cooperativa Nacional de Droguistas Detallistas (Coopidrogas), resalta la relevancia de estas pequeñas farmacias en la vida diaria de los colombianos, quienes las perciben como cercanas, confiables y rápidas a la hora de cubrir necesidades básicas de salud.

De acuerdo con un reciente informe divulgado por Coopidrogas, el impacto de las droguerías de barrio en la salud pública es notable, ya que ocho de cada diez hogares en el país recurren a estos establecimientos para comprar medicamentos y productos relacionados. Este patrón de consumo ha ido en aumento: según datos de la firma Kantar, mientras el alcance de las grandes cadenas farmacéuticas es del 29 %, las droguerías de barrio han visto incrementado el valor promedio de compra por visita, pasando de 15.730 pesos en 2021 a 28.502 pesos en 2022, lo que evidencia un mayor gasto y, posiblemente, mayor confianza y necesidad de los usuarios.

Según la auditoría del mercado elaborada por IQVIA, firma especializada en el sector farmacéutico, las ventas en droguerías independientes estuvieron lideradas en febrero de 2025 por medicamentos bajo prescripción médica, que representaron el 38,3 % del total y crecieron un 6,7 % respecto al año anterior. Les siguieron los productos para el sistema respiratorio y medicamentos para el dolor, ambos con una participación del 8,4 % en ventas y un crecimiento del 9,2 %. Por último, los medicamentos de la salud digestiva mostraron un robusto incremento del 12,2 %.

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Estos patrones de compra no permanecen constantes a lo largo del año. Las ventas suelen aumentar en temporadas de mayor circulación de virus y cambios climáticos, especialmente en los meses de enero, julio y noviembre. Además, hay una marcada diferencia regional: Bogotá encabeza el consumo en droguerías de barrio con el 20,4 % de la participación nacional, seguida por Medellín (6,2 %), Cali (4 %) y Bucaramanga (2,4 %).

Para adaptarse a la competencia de grandes cadenas y a los retos económicos, muchas droguerías han innovado ofreciendo servicios digitales, remodelando sus locales y reforzando la atención personalizada, aspecto muy valorado por los clientes. Daniel Quirós B., gerente general de Coopidrogas, destaca que estos establecimientos “no solo están resistiendo, sino que están evolucionando y preparándose para optimizar su aporte al bienestar de las comunidades”.

A pesar de la crisis de medicamentos que atraviesa el país, con problemas de desabastecimiento y retrasos en los pagos a laboratorios, el sector farmacéutico muestra signos de crecimiento. Según informó la revista Semana, en 2024 se vendieron más de 10,7 billones de pesos en productos farmacéuticos, con 458 millones de unidades distribuidas. Las proyecciones para 2025 anticipan un incremento del 5,3 % en valor y del 3,1 % en volumen, alcanzando los 11,3 billones de pesos en ventas.

En conclusión, las droguerías de barrio siguen desempeñando un papel crucial en el acceso a la salud en Colombia, combinando tradición, confianza y adaptación tecnológica para atender a una población que cada vez valora más la cercanía y la atención personalizada.

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Sin embargo, la creación de estos establecimientos está regulada. Aunque el Decreto 019 de 2012, conocido como Ley Antitrámites, había eliminado los límites mínimos trazados previamente entre una droguería y otra, la Corte Constitucional revivió la discusión con la sentencia C-479 de 2024. En dicha disposición, el alto tribunal ratificó lo establecido en la Ley 232 de 1995, que delimitaba las droguerías a un mínimo de 75 metros entre sí.

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