El 15 de abril de 2016 se registró el último tuit de la cuenta oficial del parque acuático Cici Aquapark, recordado en Bogotá. Con el mensaje de “estamos trabajando para darles la mejor experiencia a nuestros usuarios. Por eso no estaremos abriendo al público”, se apagó el funcionamiento de este centro de diversión.

El que prometió ser el más grande parque de atracciones acuáticas, que anunció una restructuración de su construcción, no volvió a abrir sus puertas, a pesar de que el edificio sigue en pie en el noroccidente de la ciudad, como vecino del Parque Salitre Mágico.

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Toboganes gigantes, 20 piscinas climatizadas y muchas más atracciones, hacían las delicias de jóvenes y adultos, que sin la necesidad de salir de la ciudad, podían disfrutar de mucha agua.

Cómo se ve ahora el Cici Aquapark

El ‘youtuber’ Diego Andariego se metió a escondidas en las instalaciones y se percató del estado de toda la construcción y de más cosas sorpresivas.

Al contrario de lo que muchos creen, los toboganes siguen en pie, al parecer tienen vigilancia y persiste el agua, pero no de las piscinas, sino de las goteras.

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Juegos infantiles descoloridos, escombros de ladrillos, baños que al parecer siguen en uso y hasta formas extrañas que simulan ritos oscuros, fue lo que se encontró este joven que se llevó varios sustos.

Malos olores, estatuas religiosas, puentes y lockers abandonados, siguen en la construcción, que está empañada por una muerte clave que habría puesto la puntilla final en el ataúd de este recordado parque.

El 6 de abril de 2007 marcó al suerte del parque y de la familia de Manuel Javier Arévalo Sierra, que celebrara un cumpleaños de su hijo y falleció en las piscinas, en extrañas circunstancias.

La amenaza de las víctimas con demandar al parque, el proceso en la Fiscalía y el rastro en los medios de comunicación, no habría dejado reponerse del golpe.

Esto habría ocasionado el cierre, pues se especulaba que el parque no cumplía con la infraestructura adecuada y el fantasma de una reconstrucción, marcarían el final.

Más de seis años han transcurrido desde este cierre “temporal” y así se ve la instalación actualmente, en donde se ven cosas perturbadoras.