Los países productores les pidieron a los grandes supermercados de Estados Unidos y de Europa que asuman el costo justo de la fruta para alcanzar un comercio competitivo y sostenible.

Representantes de los sectores bananeros de Ecuador, Colombia , Guatemala, Honduras, República Dominicana y Costa Rica mantuvieron este miércoles una reunión en la que expresaron su preocupación ante la postura dominante de los grandes supermercados europeos y estadounidenses en las negociaciones sobre el precio de la fruta.


El precio de la caja de bananas en los mercados de consumo varía de acuerdo al país y la región, aunque como ejemplo se conoce que en Europa una caja de 18 kilos se cotiza en unos 12,5 dólares.

Las cadenas de supermercados calculan que ese precio podría bajar a 11,25 dólares, lo que ha encendido las alarmas entres los productores latinoamericanos que solicitan una actitud de “responsabilidad compartida”, ya que una reducción podría afectar gravemente a los pequeños y medianos productores, el eslabón más vulnerable de la industria.

Juan José Pons, presidente del sector bananero de Ecuador, en una rueda de prensa para informar sobre un acuerdo alcanzado entre los gremios latinoamericanos, reclamó la unidad regional para procurar condiciones de productividad, competitividad y sostenibilidad adecuadas y beneficiosa para toda la cadena de valor del producto.

Este reto, dijo, “plantea enormes desafíos para el próximo año”, ya que se deben considerar que los costes de producción se han incrementado, lo que repercute en el valor para producir la fruta.

Por ello, Pons dijo que se requiere poner en práctica el concepto de “corresponsabilidad compartida”, para que parte de dichos aumentos en los costes de producción sean asumidos por los consumidores.

Sólo así se podrá proveer del “mejor producto que se ofrece al mundo“, añadió tras destacar la calidad de las bananas latinoamericanas.

Sin embargo, mencionó que la principal repercusión de mayores costes en la cadena de valor del producto recae en los productores pequeños y medianos, quienes son los que aportan significativamente en mantener la mejor calidad.

Además, recordó que las bananas latinoamericanas son un producto importante en la dieta de los estadounidenses y europeos, a los que pidió consumir la fruta “con la misma pasión, pero con la corresponsabilidad compartida” en beneficio de los trabajadores y productores latinos.

De su lado, Emerson Aguirre Medina, director de la Asociación de Bananeros de Colombia, aseguró que el gran mercado de consumo “no nos está escuchando de debida forma” a los planteamientos de “responsabilidad compartida”.

Este principio, dijo, “va desde el producto al consumidor” y por ello que la postura de los grandes supermercados no considere toda la cadena del valor ni tampoco a los más vulnerables.

El acuerdo suscrito en Guayaquil hace un llamamiento “al gran supermercado y al consumidor final, a que reconozca el sacrificio del productor para sacar un banano en las mejores condiciones” posibles, subrayó Aguirre Medina.

También Roberto García, presidente de la Asociación de Productores Independientes de Banano de Guatemala, reclamó un precio justo para el banano latinoamericano.

“El compromiso con nuestros respetables clientes es que aquí, en Latinoamérica, seguiremos exportando un banano de alta calidad”, en cumplimiento con “todas las regulaciones sociales y ambientales” exigidas por los consumidores, añadió.

También mencionó que la coyuntura mundial, de incremento de los costes de logística y de producción, requiere de soluciones compartidas entre productores y consumidores.

“Trabajemos de la mano”, pidió García a los mercados consumidores y solicitó a éstos que permitan a los productores latinoamericanos “seguirles proveyendo de un producto de la más alta calidad” posible.