Son 32 las mujeres afrodescendientes que durante la pandemia decidieron unir sus emprendimientos y crearon Afro Comerciantes Ibagué.

Se trata de una revista digital, disponible en Facebook, en la que por medio de un collage de fotos estas mujeres visibilizan sus productos y servicios, los cuales están arraigados a la cultura afro y reflejan los procesos de resiliencia que cada una logra construir por medio de sus tradiciones culturales, presentes en la gastronomía, el folclor, los peinados y la moda, actividades que fueron transmitidas por sus ancestros desde la infancia o aprendidas empíricamente.

Este grupo de mujeres normalmente se reúne para participar en ferias artesanales y eventos folclóricos organizados por la Alcaldía, la Gobernación, entre otras instituciones, que desean disfrutar, así como aprender de su particular gastronomía, de sus bailes típicos, cómo realizarse trenzas, un peinado que siempre ha estado en auge.

Al ver la rentabilidad y la acogida que tienen todos su productos y servicios ellas tenían en mente abrir una casa de eventos, pero con la llegada de la pandemia la idea pasó a consolidarse en la revista digital, la cual admite el trabajo desde casa.

Aunque el mayor número de población ibaguereña presente en la región sea catalogada como blanco mestiza, con el transcurrir de los años se evidencia mayor número de comunidades afrodescendientes en el territorio, lo que permite dar cuenta que las ciudades son esos espacios donde más se sienten los efectos de una sociedad diversa, donde las culturas se complementan y se enriquecen por medio de la participación de cada actor social.

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Con la sazón del Pacífico

La gastronomía del Pacífico tiene un sabor muy particular, por ello, Marleny Becerra y Sofía Caicedo, como buenas herederas de sus costumbres, en muchas oportunidades han observado que algunos platos típicos de su tierra natal son preparados en Ibagué de otra forma, pues el proceso del mestizaje en la ciudad como la siembra de otro tipo de hortalizas y legumbres en ocasiones hace que algunas personas cambien ingredientes.

Ellas, desde hace 13 años montan su ‘fondo’ a la estufa y cocinan pasteles chocoanos, sancocho de pescado, arroz atollado, ceviche, arroz de camarón, patacones, entre muchos otros platos, que las remontan a sus regiones y les permite mantener la gastronomía tradicional. Marleny y Sofía son el reflejo de Ángela y Miryam, entre otras mujeres que desde su infancia aprendieron a cocinar en fogón de leña junto a sus madres, abuelas, tías y hermanas.

El arrechón, el viche, el curao, el tomaseca, el jugo de borojó y de chontaduro, también son los sabores de sus territorios y Yaira Murillo con el apoyo de su hermana se encarga de importarlos directamente desde Buenaventura, pues en el Tolima es difícil encontrar muchos de los ingredientes que se requieren para elaborar estas bebidas tradicionalmente tomadas como afrodisíacos.

A ritmo de folclor

Desde sus 16 años, Liliana Mosquera Murillo hila colores y texturas que terminan en metros de trajes folclóricos que armonizan el gozo y ritmo de sus pasos de baile.

Cada día, muy a las 3 de la mañana, Liliana ya está lista para buscar oportunidades para los suyos, pues no hay tiempo de dormir cuando se viven tantas dificultades y las condiciones de algunas familias afro en Ibagué son complejas.

“Me encanta trabajar mucho con mi comunidad, porque son personas que vienen de pasar situaciones difíciles por el desarraigo de los territorios y lo ideal es que empecemos a enseñarles a nuestros niños que en la ciudad que vivimos debemos empezar a compartir respetando nuestra ancestralidad”, indicó Liliana.

Estilo afro

Alix, Marleny, Celia y María Senobia son llamadas las peinadoras, ya que se encargan de tejer trenzas cargadas de historia en el cabello de hombres y mujeres.

Llegar al local de ellas es poder ver la variedad de productos y accesorios como el kanekalon, las extensiones, la alisadora, los cauchos, la gel, son utilizados dependiendo el tipo y la textura de cada cabello.

“Las peluquerías son muy importantes en Ibagué porque antes no había quien tratara el pelo afro, y cuando empezaron a funcionar muchas personas blancas no asistían por miedo a que uno les dejara el cabello ‘chuto’, a lo que yo sarcásticamente siempre he contestado: ‘si yo quisiera mi cabello lacio entonces iría a una peluquería de blancos’”, indicó Marleny.

Aunque la mayoría de mujeres en Afro Comerciantes Ibagué resaltan las tradiciones del pacifico, Yulieth, Nelsy, Valeria, entre otras, han tomado un camino más vanguardista ya que estudiaron para aprender otras artes como pintar cuadros en óleo, realizan manualidades en madera al igual que en foami, y hasta emprender con masajes relajantes y de fitoterapia a domicilio.

Por ejemplo, Rosa Perea desde pequeña sintió gusto por el tejido y aunque no tuvo la oportunidad de acceder a una escuela para aprender del tema, usa YouTube como academia y todos los días después de terminar su jornada laboral como empleada doméstica, llega a su casa y se dedica a tejer blusas, crop top, vestidos de baño, llaveros, muñecos entre otros artículos que sus clientes le soliciten.

Llegar a Ibagué para ninguna de ellas fue una decisión fácil, pero con el pasar de los años se han ido integrando a una región tranquila para vivir que les permite empoderarse, crean identidad, propician la participación y el trabajo colectivo a través de sus iniciativas.