El pasado 22 de marzo, en una rueda de prensa organizada en su ciudad natal, Alejandro González anunció su retiro del tenis profesional. A los 33 años, con varios títulos Challenger e ITF en su palmarés, y habiendo representado en múltiples ocasiones a Colombia en la Copa Davis, el antioqueño decidió colgar la raqueta y convertirse en el tercer integrante de la generación dorada del tenis colombiano que le ponía fin a su trayectoria.

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Su último partido oficial fue el 31 de marzo, en los octavos de final del Challenger de Pereira, donde cayó ante el peruano Juan Pablo Varillas, poniéndole fin a un recorrido de más de 20 años ligado al deporte blanco.

En consecuencia, Match Tenis se sentó junto a ‘Gonzo’ para hacer un repaso de su carrera, hablar sobre los motivos que lo llevaron a retirarse en este momento y, naturalmente, de las sensaciones que lo invaden.

M.T (Match Tenis): ¿Cuál fue el momento o el hecho preciso que lo llevó a tomar la decisión de retirarse en este momento? 

A.G. (Alejandro González): Hace dos años, cuando estalló la situación de la pandemia empecé a sufrir ciertos problemas físicos y junto a los médicos nos dimos cuenta del desgaste que estaba sufriendo mi cadera. Por eso empecé a entrenar con métodos diferentes, pensando en seguir compitiendo al alto nivel y mi idea era jugar todo este año, pero adelanté la decisión porque tuve un par de caídas y un par de partidos que me hicieron notar que había perdido mi nivel demasiado rápido. Entendí que no valía la pena alargarlo y aproveché la gira por Colombia para terminar mi carrera.

M.T: ¿Problemas físicos que afectan su vida más allá del tenis?

A.G: Si. Me genera incomodidad para la vida diaria. Es una artrosis de cadera provocada por las cargas de entrenamiento y los esfuerzos físicos de todos estos años. Me incomoda especialmente al caminar, no tanto cuando hacía los desplazamientos laterales dentro de la cancha. Pero la verdad es que quiero disfrutar los próximos años con mi familia, viajar sin problemas… son cosas que pesan en la decisión.

M.T: ¿Alguna vez imaginó que iba a ser capaz de alcanzar las metas que se puso? 

A.G: Siempre creí que podía lograr mis objetivos. No tenía un puesto en el ranking o algo específico, pero sí me tenía fe para romper, por ejemplo, la barrera del top 100. A lo largo de mi carrera me concentré mucho en mi nivel de juego y en mi estado físico, no tanto en el ranking o en las estadísticas, porque yo quería tener las virtudes de los top 100.

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M.T: ¿Se siente satisfecho con las cosas que hiZo en el tenis profesional?

A.G: Cuando miras hacia atrás y te das cuenta del camino que construiste, valoras mucho más las cosas que hiciste. Fue un camino difícil, largo, pero sabes que valió la pena todo el esfuerzo. Cuando estás en esa posición, en esos momentos, muchas veces no te das cuenta y no tienes la oportunidad de disfrutarlo, porque tienes la presión de mantenerte ahí e incluso seguir creciendo.

Hubo muchos momentos especiales. Siempre recuerdo mi debut en el cuadro principal de un Grand Slam. No me voy a olvidar de ese Australian Open en el que justo tuve que enfrentar a David Ferrer, uno de mis referentes, en la cancha central de Melbourne Park.

M.T: ¿Cuál fue la clave para hacer realidad su sueño de ser tenista profesional?

A.G: Hubo muchos factores que me permitieron construir mi carrera profesional y alcanzar el top 100, por ejemplo. Uno de los más determinantes fue la mentalidad de mi familia para exigirme y acompañarme en cada etapa; también creo que mi perfeccionismo fue importante, porque a pesar de que no me permitió disfrutar en algunos momentos, sí me ayudó a llegar a donde quería.

M.T: ¿Cambiaría algún momento o alguna decisión?

A.G: Mi mentalidad en ese segundo año en el que tenía buen ranking, que estaba top 100, porque mi cabeza estaba todo el tiempo pensando en exigirme al máximo para mejorar, y tal vez me jugó una mala pasada por el desgaste que eso conlleva. Pero estaría siendo injusto porque eso fue en gran medida lo que me llevó a donde me llevó.

Tal vez si pude haber cuidado mejor mi salud física cuando estaba más joven, pienso que pude haber invertido más en ese aspecto para viajar acompañado de un fisio que me asesorara y me enseñara a cuidarme.

M.T: ¿Qué le queda después de tantos años de carrera?

A.G: Lo que más me enorgullece, independientemente de los resultados, es el esfuerzo y el trabajo que le dediqué a mi carrera. Cada día tenía mucha importancia para mi, eso generó un desgaste mental enorme, pero hoy en día me provoca mucha satisfacción.

Fui un afortunado, porque en gran parte de mi carrera conté con el apoyo enconómico de Colsanitas y Argos. Conozco muchos jugadores que terminaron su carrera con saldo negativo desde lo económico, construyeron un camino de aprendizaje y experiencia que han puesto en práctica para llevar un estilo de vida ligado al tenis.

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M.T: ¿Cómo planea afrontar la etapa post retiro? 

A.G: La pandemia me jugó positivamente, porque me dio un segundo aire. Nunca había pasado tres meses de cero tenis, de cero trabajo físico y mucho menos estando todo ese tiempo mi casa, entonces me ayudó entender cómo puedo desenvolverme en el día a día más allá del tenis. Sin embargo, me quedan hábitos muy positivos que pienso mantener.

Me encantaría seguir ligado al tenis, porque quiero devolverle todo lo que me dio en estos años. Quiero ir despacio, porque por ahora no sé exactamente en qué me gustaría estar involucrado, lo que si sé que es que hay rutinas y costumbres que quiero mantener en mi próxima etapa.

 

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