En ese momento, el Camp Nou se convirtió en un solo aplauso, mientras sin evidenciar mucho sus emociones, Andrés Iniesta se quitó la cinta de capitán para entregársela al 10 Lionel Messi y darse un profundo abrazo con el argentino.

Luego vinieron los abrazos de sus demás compañeros, entre ellos el del colombiano Yerry Mina, así como de algunos rivales de la Real Sociedad y el propio árbitro del compromiso. Por su parte, el homenajeado solo tuvo aplausos para corresponder los gestos de cariño.

Tras darle el correspondiente abrazo a Ernesto Valverde, Iniesta se sentó por última vez en el banquillo azulgrana a sumirse en sus pensamientos.

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Terminado el partido, el ritual de los abrazos se repitió hasta que los jugadores del Barcelona ingresaron al camerino para alistarse a ser parte de la fiesta en el estadio por el título de Liga, donde otra vez el ahora eterno ‘8’ sería el gran protagonista.