Martina Trevisan tiene una conexión particular con Roland Garros. En 2020 fue capaz de llegar a los cuartos de final siendo una tenista fuera de la esfera de las favoritas. Dos años más tarde no solo repite la fórmula sino que la supera:acaba de aterrizar a sus primeras semifinales dejando de lado a muchísimas favoritas.

Y aunque hace dos años también sobresalió su historia de superación, esta es una nueva oportunidad para recordar que los atletas son capaces de tener segundas oportunidades y aprovecharlas. Y es que la nacida hace 28 años en Florencia, Italia, tuvo que superar un fuerte problema personal y médico, ya que sufrió anorexia, cuadro que no la dejó competir por mucho tiempo.

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“Trevisan luchó contra el trastorno alimenticio durante su adolescencia, en un momento en que su padre fue diagnosticado con una enfermedad degenerativa“, comenta el portal italiano Ubitenis, que además resalta que Trevisan pudo tener un gran rendimiento en el circuito juvenil, pero este problema no la dejó avanzar de manera normal obligándola a parar desde enero de 2010 hasta mayo de 2014.

Me bastaba con ponerme de pie para preocupar a mi madre, que corría a recoger melocotones de los árboles sólo para verme comer algo” escribió de su puño y letra en un blog en su momento.

“Afortunadamente, al llegar al punto de no retorno, me di cuenta de que no podía seguir así. Había perdido todo interés, me había encerrado en mi capullo, en un estado de apatía en el que ya ni siquiera me reconocía. Fui reeducada para comer, para hacer las paces con mis heridas“, relató la jugadora que ahora enfrentará a la estadounidense Coco Gauff con el objetivo de arribar a su primera final de Grand Slam.

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Martina ya está libre de este trastorno y siempre ha tenido un mensaje claro para quienes padecen esta enfermedad: “La anorexia puede curarse. En mi caso, casi sin darme cuenta, me encontré de nuevo con una raqueta en la mano”.