Desde luego fue la más ovacionada por la hinchada albirroja, que coreó al unísono “¡y vamos las leooonaaaas”; además se llevó el balón del partido y el presidente del club, César Pastrana, se lo firmó con una dedicatoria.

Es algo que Leicy  nunca vivió ni con la Selección Colombia en el Mundial de mayores o en los Juegos Olímpicos, experiencias que ya inscribió en su hoja de vida con tan solo 20 años.

Infortunadamente, según contó en Facebook Live transmitido por Pulzo.com, sus padres se perdieron su primer gol como profesional, pese a que el juego lo transmitieron por televisión. Un corte de luz en el corregimiento San Sebastián -municipio de Lorica, donde ella nació- a los 15 minutos del primer tiempo, frustró el emotivo momento que al final les llegó a través de un mensaje de texto enviado desde el El Campín por un amigo de la jugadora.

Pero no siempre fueron aplausos para la 10, que dice que “soñaba con ser jugadora profesional, pero también veía el sueño muy lejos”, ya que empezando por su familia en adelante, y siguiendo por la gente su pueblo, la convertían en objeto de críticas cuando la veían pateando un balón.

Mi mamá todo el tiempo me regañaba hasta que se cansó de decirme que no jugara, que era un deporte para niños. Me gritaba mucho, pero a mí nunca me importaba ese tipo de críticas que me hacían; siempre opté por seguir eso que me apasionaba, que era jugar”

El padre era quien le decía a la madre que no regañara tanto a Leicy, hasta que también se dio cuenta de que no era un capricho aquella idea de convertirse en jugadora de fútbol.

Su historia deportiva inicia cuando un amigo de su papá la vio jugar en Córdoba y la dejó tentada de probar suerte en Bogotá. Viajó a la capital, donde estuvo una semana en la que solo entrenó un par de veces en un club, del cual era presidente el extécnico de la Selección Colombia Pedro Rodríguez.

“Él me vio una vez jugar, pero yo me regresé, no dejé contactos de nada y como a los 2 o 3 meses, él llama y nos dice que tengo que estar en Barranquilla en una convocatoria”; sin embargo, Santos cuenta que esta finalmente era para niñas mayores, cuando ella apenas estaba a punto de cumplir 13 años.

A las menores que llegaron a esa convocatoria las hicieron a un lado de la cancha. Leicy se puso a hacer ‘21’ junto a una compañera, y fue ahí cuando Rodríguez se le acercó y le propuso regresar a la capítal: “Si tú quieres ser grande en el fútbol, tienes que irte a Bogotá a hacer un proceso”, le dijo.

Sus padres dejaron en ella la decisión, con la advertencia de que no podían viajar con ella, y la volante aceptó. Llegó a la capital el 1 de junio de 2009, pero a los 3 días la historia pareció tomar un rumbo inesperado cuando Santos llamó a su mamá a decirle que quería regresarse, luego de que la familia había hecho hasta rifas para financiarle sus primeros 6 meses en ‘La Nevera’.

Me pegó una put*ada, mal… me dijo “¿a ti qué te está pasando? Mira todo lo que hemos hecho para que tú vengas a los 3 días y nos digas que te vas a devolver”

El compadre de su papá le abrió entonces las puertas en su casa de Bogotá y allí las cosas mejoraron: se adaptó a su equipo, fue mostrando condiciones y escaló hasta la Selección Colombia Sub-17. Después de que muchos la juzgaron, cuenta que en ese punto ahí sí aparecieron desde su pueblo a brindarle apoyo.

Hoy Leicy recuerda todo esto con cariño, y todavía se sorprende de lo que está viviendo y sintiendo, pese a su basta experiencia con la pelota.  Le llama “histórico” a lo pasó este domingo en El Campín y cree que nunca se va a olvidar del día en que convirtió 3 goles en el ‘santuario’ del fútbol capitalino.

“Hacerlo en el cumpleaños de Santa Fe, y con tu afición, es algo muy fuerte”, puntualiza la homóloga de Ómar Pérez, que lamenta que sus padres no hayan podido ver la dedicatoria de su primer gol profesional a ellos, como se los había prometido.

Por Raúl Gabriel Campos

Pulzo.com