Sin embargo, sus condiciones de trabajo no son las mejores si se tiene en cuenta que recibe 3 dólares al mes por ser profesora de educación física y otros 3 por una beca deportiva, lo que no le es suficiente para subsistir.

En consecuencia, reconoció que debió usar su carro como taxi y revender licor para tener ingresos adicionales.

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Por otra parte, entrena sola en un viejo y descuidado polideportivo en el que no cuenta con asistencia médica ni técnica para mejorar sus resultados; además, levanta pesas en su propia casa, en la que cuida a su mamá, de 72 años de edad y con problemas de salud.

Estuvo 7 meses en Eslovenia mejorando sus movimientos con un preparador al que conoció en 2012 y al que acudió con recursos propios, según le contó a AFP, pero debió volver a su casa para atender a su madre.

“Uno siente que da y da y da; a veces provoca colgar los guantes, pero hay una luz al final del túnel, y yo misma me doy ánimo: ¡Vamos a seguir! ¡No te rindas, no desmayes!”, expresó la lanzadora que estará en los Juegos Olímpicos.

“Me toca ser entrenadora, gestora, planificadora, utilera, psicóloga, pero aquí estoy”, explicó Espinoza, que compitió en Río 2016.

“Es triste. Yo el año antepasado estuve en el Mundial y que se me trate de esa manera, no lo veo justo”, lamentó.

Ahymara Espinoza / AFP
Ahymara Espinoza / AFP