“Tapar es muy fácil”, “es sentido común”, le repetía constantemente el futbolista a su hija; sin embargo, ella necesitaba arrancar desde lo más básico y para esa época él ya llevaba 20 años como jugador profesional y 10 de amateur. “Para mí era como respirar o tomar agua”, indicó Córdoba al programa La Red, de Caracol.

Era tan grande la frustración de ambos que, incluso, algunas veces “llegábamos [a la casa] y yo no me quería sentar en el comedor con él o salía del entrenamiento llorando”, comentó Vanessa. Por esta razón, decidieron contratar a un profesor que la preparara.

Aún así, Córdoba ha sido parte fundamental en la vida de Vanessa, pues la ha ayudado a superar los obstáculos en su sueño y le ha forjado su carácter:

Primero le das un balón suave para que ella se motive, después se la metes al ángulo para que se dé cuenta de que somos terrenales y hay que esforzarnos cada vez más para llegar a cada balón”.

Actualmente, Córdoba se siente conmovido por la decisión de su hija de seguir sus pasos. Según relató al programa, nunca se imaginó que una de sus hijas fuera a hacerlo. “No es fácil; la admiro y se lo digo cada vez que tengo la oportunidad”.

Por su parte, ella afirmó que se siente tan orgullosa de él que cree “que nunca vamos a lograr entender lo grande que fue”.

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