Contenido Patrocinado Feb 7, 2024 - 9:33 am

¿Qué tiene que ver la economía circular con la sonrisa de cientos de niños y niñas bogotanos? La respuesta a esta pregunta tiene nombre propio: ‘Hilando Sonrisas’, una iniciativa con la que la ETB les está dando una nueva vida a los uniformes y batas que sus técnicos ya no utilizaban, para convertirlos en útiles escolares que alegran la vida de cientos de estudiantes en diferentes colegios de Bogotá.

“Con ‘Hilando Sonrisas’ hemos convertido cerca de 4.300 uniformes en desuso en más 4.400 morrales, cartucheras y canguros que hoy estrenan niños, niñas y trabajadores. Esta iniciativa es amigable con el planeta, genera empleo y, lo más importante, dibuja una sonrisa en la cara de cientos estudiantes de primaria que estrenan con orgullo útiles escolares hechos con materiales reutilizados”, explica Paula Guerra, vicepresidente de asuntos corporativos y estrategia de la ETB.

Y es que ‘Hilando Sonrisas’ es un ejemplo claro y real de cómo la economía circular favorece la sostenibilidad del planeta. En este punto, vale la pena recordar que en la economía circular hay tres ‘R’ que son clave: reducir, reciclar y reutilizar. Reducir hace referencia a hacer un uso justo de los recursos, es decir, evitar gastar más de lo que realmente necesitamos. Reciclar consiste en fabricar nuevos productos a partir de materiales que ya fueron usados en otros productos, mediante su transformación. Y reutilizar, que busca darle una nueva vida a productos que ya no utilizamos.

 

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Estas buenas prácticas, sin duda, impactan de manera positiva la producción y consumo responsables, uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible: las metas que la ONU fijó para construir un mejor planeta para las próximas generaciones. “La adopción de una economía circular implica diseñar productos duraderos, reparables y reciclables. También implica promover prácticas como la reutilización, el reacondicionamiento y el reciclaje de productos para minimizar los residuos y el agotamiento de los recursos”, explica el organismo en su página web.

Justamente, la experimentada diseñadora María Luisa Ortiz fue la encargada de liderar la transformación de uniformes y batas que ya no se usaban, en útiles escolares listos para ser estrenados.

“Esta es una red circular en la que todos ponen un grano de arena. Crea vínculos humanos y genera conciencia en las personas que reciben los productos”, asegura Ortíz.

A María Luisa la acompañan 33 mujeres emprendedoras de la Corporación Mujer Colombia, quienes son las encargadas de transformar los uniformes en desusos en morrales, cartucheras y canguros. “Ser marroquinera es un arte”, dice Daira Moreno, una nariñense que desde hace 18 años vive en Bogotá y quien, gracias a su habilidad con agujas y máquinas de coser, hila sonrisas en los rostros de los cientos de niños y niñas que hoy estrenan con orgullo sus útiles escolares.

 

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Por supuesto, los estudiantes saben de dónde vienen los morrales, cartucheras que hoy los acompañan a sus clases. “Nos sentimos súper bien porque no estamos gastando en otro tipo de materiales y estamos reciclando”, dice con orgullo Karen, una de las jóvenes que ya utilizan los útiles escolares entregados por ETB. “Me siento muy bien porque sé que a la naturaleza no le estoy haciendo daño”, dice, por su parte, Kerlys, otra de las niñas que gracias a ‘Hilando Sonrisas’ no solo estrena útiles, sino que comprende la importancia de cuidar el medio ambiente para construir un mejor planeta para todos.

 

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