Cientos de autos desfilan por las calles de la ciudad de la eterna primavera acompañando a las flores que inundan Medellín durante los días de la Feria de las Flores. Desde hace 25 años el Desfile de Autos Clásicos y Antiguos ofrece a los colombianos una ventana hacia el pasado, a través de sus autos.

Este sábado volverán a rodar los automóviles que miles de personas han esperado ver durante los dos años en los que la pandemia evitó que se realizara el evento. Hoy es uno de los momentos claves en medio de la fiesta de las flores, sin embargo, sus orígenes se remontan al año de 1996.

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Durante ese año el Autoclub Antioqueño de Antiguos y Clásicos – A.C.L.A., Clásicos y Antiguos de la Montaña – C.L.A.M. y Automóvil Club de Colombia – A.C.C., Seccional Antioquia se dieron a la tarea de organizar el que sería el primer Desfile de Autos Clásicos y Antiguos. El día del desfile salieron desde la sede del periódico El Colombiano una recolección de autos con sus conductores y acompañantes engalanados en trajes de la época en la que el auto había sido construido.

Recuerdo que la gente le puso un empeño inmenso a las vestimentas, una belleza”, dijo Herman Gutiérrez, presidente de la junta directiva de la Fundación Museo de Transporte de Antioquia, en un video promocional de 2019. “Fue una belleza. Los vestidos antiguos de las mujeres, que se vieron ese día, fue algo impresionantemente lindo al igual que la cantidad de gente que salió a ver el desfile”.

Gutiérrez cuenta que el origen del desfile se dio cuando “un periodista de El Colombiano, el señor Carlos Puello, me llamó decirme que la doctora Mercedes Gómez, que en ese momento era directora del periódico, le había solicitado ingeniarse algún evento importante que El Colombiano quisiera liderar en el marco de la Feria de las Flores. Me dijo que quería hablar conmigo, que porque a él le gustaban mucho los carros antiguos y que yo era igual un aficionado”.

Al día siguiente de esa llamada Gutiérrez ya tenía una idea, rescatar los desfiles de carros de antaño que se realizaban en la ciudad. El periodista estuvo de acuerdo y pasaron, entonces, a convocar a los clubes de automóviles de la cuidad. Mercedes Gómez estuvo de acuerdo y ella fue la encargada de buscar los patrocinadores.

Los primeros años la línea de tiempo que unía a los modelos sobre el asfalto se desdibujaba con la mezcla de años, quienes asistieron a esos primeros desfiles cuentan que podía salir un carro de 1970 e inmediatamente después un modelo de 1954. Hacia el año 2000 las cosas empezaron a cambiar y el orden cronológico comenzó a notarse. Recibieron 87 autos en 1996, 150 vehículos para el segundo año, 300 al siguiente y decidieron dejar el número ahí, aunque muchos otros quisieran inscribirse.

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En su página se describen como “un Museo Itinerante donde autos de colección recorren y adornan las calles de Medellín, dando la oportunidad de disfrutar del colorido, la elegancia, los detalles y un poco de historia a los asistentes locales y turistas”. Desde que en el 2004 comenzaron a tener una línea narrativa, no han dejado de asombrar a los espectadores que asisten a ver la caravana. Año tras año un nuevo tema da la narrativa para el desfile. Este año, por ejemplo, participarán 285 vehículos fabricados entre el año 1900 y 1987 en el marco de la celebración de los 25 años del desfile.

Aunque se consolidó como evento y organización en 1996, el Desfile de Autos Clásicos y Antiguos hoy funciona como parte de la Fundación Museo del Transporte, fundada por los mismos organizadores del primer desfile.

Más allá de las carrocerías y las llantas, Gutiérrez cuenta que de esa idea que le propusieron a la entonces directora de El Colombiano también salió una función social para el evento masivo que conocemos hoy. En medio de las primeras discusiones sobre la logística y presupuesto para el evento surgió la pregunta: ¿qué pasa si sobra dinero? y la respuesta que le dieron fue hacer una donación a la Fundación Infantil Santiago Corazón, que hasta el día de hoy continúan haciendo año tras año.

Cada uno de los autos participantes tiene un historia y quienes se ubican a lado y lado de la calle albergan recuerdos de uno o varios de los modelos que pasan frente a ellos. Además de ser un museo itinerante, el desfile también es un baúl de los recuerdos. Por ejemplo, uno de lo autos emblemáticos del desfile que ha salido 14 veces es el Packard 29. Un auto como los que uno vería en cualquier película ambientada en los años 20, que según Gutiérrez fue traído a Colombia por la curia de Medellín para el arzobispo Manuel José Caicedo y que funciona como si estuviera nuevo.

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Juan Guillermo Correa, autor del libro “Historia del automóvil en Colombia”, menciona en el video que este desfile se convirtió en parte de la cultura medellinense, ya que, “en Antioquia tenemos una cultura de que la familia es lo primero. Detrás de casi todas las familias hay un auto que tuvo el papá, que tuvo el abuelo, que tuvo el tío. Entonces cuando sale a la ciudad a rodar por las calles toda esa cantidad de vehículos lo que está rodando es toda nuestra nostalgia muy típica del valor antioqueño de recordar a los abuelos, a los papás, a los tíos y a los mismos carros que usamos en la juventud. Yo veo con gran añoranza los colegas míos que recuerdan que carros eran nuevos cuando ellos eran jóvenes esa nostalgia siempre permanece en los aficionados a los autos, entonces recuperar la memoria fue una cosa genial que pasó con el primer desfile”.

El Desfile de Autos Clásicos y Antiguos no solo saca a la luz historias nostálgicas de quienes ven en los modelos que pasan recuerdos de su vida, también desempolva esas historias de personas que pueden tener una joya para mostrar y, como dice Gutiérrez, “se ponen el reto de prenderlo y arreglarlo para estar en el desfile”.