
El panorama del sector automotor en Europa empieza a generar inquietud por el encarecimiento de los vehículos, una situación que, según líderes de la industria, está fuertemente relacionada con el aumento de regulaciones exigidas por los gobiernos.
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John Elkann, presidente del grupo Stellantis, fue enfático al advertir que las nuevas normativas están impactando directamente los costos de producción, lo que termina reflejándose en el valor final que pagan los consumidores.
Durante un evento realizado en el Museo del Automóvil de Turín, Italia, el empresario señaló que, de cara a 2030, se prevé la entrada en vigencia de al menos 120 nuevas reglas que los fabricantes deberán cumplir.
A su juicio, este cúmulo de exigencias está presionando a las empresas, obligándolas a destinar gran parte de su talento técnico a labores regulatorias, en lugar de enfocarse en innovación o mejoras que beneficien al cliente.
Stellantis, conglomerado automotor que agrupa marcas como Fiat, Jeep, Peugeot, Citroën y Opel, ha tenido que adaptar sus procesos para responder a estos requisitos. Elkann reveló que más del 25 % del equipo de ingeniería trabaja actualmente en temas relacionados con el cumplimiento legal, una tarea que, aunque necesaria, no genera valor directo para el consumidor final.
Uno de los efectos visibles de esta tendencia ha sido el aumento en el peso y complejidad de los vehículos. Como ejemplo, Elkann comparó el Fiat 500 original, que pesaba alrededor de 400 kilogramos, con sus versiones actuales, que triplican ese peso debido a las modificaciones que demandan las regulaciones modernas. Esto ha encarecido los insumos, la fabricación y, por consiguiente, el precio de venta al público.

Caída en la oferta de vehículos baratos
El fenómeno también se ha reflejado en una reducción considerable de los modelos económicos disponibles en el mercado. Según cifras presentadas por Stellantis, en 2019 se ofrecían 49 modelos con precios por debajo de los 15.000 euros y se vendían cerca de un millón de unidades anuales dentro de ese rango. Hoy, esa cifra ha caído a aproximadamente 100.000 unidades, lo que evidencia un retroceso en el acceso a vehículos de bajo costo.
Elkann advirtió que esta situación podría afectar la competitividad del sector en Europa, especialmente en un contexto donde las ventas aún no se han recuperado del golpe que supuso la pandemia. Por ello, hizo un llamado a los responsables de formular políticas públicas a considerar un enfoque más equilibrado, que permita avanzar hacia la sostenibilidad sin perder de vista la necesidad de mantener alternativas accesibles para los ciudadanos.
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Con alrededor de 40.000 empleados solo en Italia, Stellantis continúa siendo uno de los pilares de la industria automotriz global, pero no oculta su preocupación por el rumbo que podría tomar el mercado si no se ajustan las estrategias regulatorias.
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