
El Congreso de Estados Unidos aprobó una legislación que pone fin a los créditos fiscales federales para vehículos eléctricos, marcando un giro en la política de movilidad sostenible del país. La medida, parte de un amplio paquete de recortes de impuestos y gastos, elimina los incentivos de hasta 7.500 dólares para vehículos eléctricos nuevos y 4.000 para usados, con un plazo límite para acceder a estos beneficios hasta el 30 de septiembre de 2025.
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Esta decisión, que también exime a los fabricantes de sanciones por incumplimiento en los estándares de Consumo Promedio de Combustible Corporativo (CPE), tendrá profundas consecuencias para los consumidores, la industria automotriz y los esfuerzos para reducir las emisiones de carbono.
La eliminación de los créditos fiscales, que hacían los vehículos eléctricos más asequibles, está teniendo un efecto inmediato: los expertos prevén un aumento en las ventas de eléctricos antes del 30 de septiembre, ya que los compradores buscan aprovechar los incentivos antes de que expiren.





Según Kelley Blue Book, los carros eléctricos nuevos son, en promedio, 9.000 dólares más caros que los autos de gasolina, mientras que los usados tienen un sobreprecio de 2.000 dólares, detalla Univisión.
Estos créditos, combinados con incentivos estatales, reducían significativamente esa brecha de precios, haciendo los carros eléctricos accesibles para un público más amplio. Sin embargo, analistas como Jessica Levy pronostican una “fuerte caída” en la demanda tras la fecha límite, ya que el mayor costo inicial desalentará a muchos consumidores, especialmente a los de ingresos medios y bajos, en un mercado donde los eléctricos representan cerca del 10 % de las ventas de autos nuevos.
A pesar de la pérdida de los créditos fiscales, los expertos destacan que los vehículos eléctricos siguen siendo una opción financieramente atractiva a largo plazo.




China gana con eliminación de incentivos para comprar carros eléctricos
La eliminación de los incentivos no solo afecta a los consumidores, sino también a la industria automotriz estadounidense. Marcas como General Motors, Ford y Tesla, que han invertido miles de millones en plantas de baterías y producción de eléctricos, enfrentarán mayores desafíos para mantener la competitividad, especialmente frente a China, líder mundial en producción de vehículos eléctricos.
La legislación también relaja las sanciones por incumplimiento de los estándares de CPE, lo que podría beneficiar a fabricantes de autos a gasolina, pero retrasaría la transición hacia tecnologías más limpias.
Según un estudio de la Universidad de Princeton, la eliminación de los créditos fiscales, combinada con la relajación de regulaciones de emisiones, podría reducir las ventas de eléctricos en 2030 hasta un 24 % del mercado, frente al 40 % proyectado si los incentivos se mantuvieran.
Esto no solo frenaría la innovación en la industria automotriz, sino que también pondría a Estados Unidos en desventaja frente a Europa y China, donde los eléctricos ya representan una mayor cuota de mercado.
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