“Según el nivel de conocimiento actual, una forma temprana de ómicron evolucionó como un tipo de virus propio antes de la aparición de alpha y delta”, declaró a la agencia dpa Preiser, de la Universidad Stellenbosch, cercana a la ciudad sudafricana de Ciudad del Cabo.

El científico integra el consorcio de investigación que descubrió la variante. Preiser indicó que al parecer evolucionó a lo largo de muchos meses sin llamar la atención.

“La cuestión es: ¿por qué ómicron permaneció durante tanto tiempo oculta y apareció ahora? ¿Faltaban una o dos mutaciones para que pudiera propagarse rápido?”, se preguntó. Las pruebas más antiguas de esta variante conocidas hasta ahora provienen de la primera mitad de noviembre.

La variante del COVID-19, que se descubrió por primera vez en Sudáfrica y Botsuana, cuenta con una cantidad especialmente alta de mutaciones que afectan, entre otras cosas, a la proteína espiga a través de la cual los virus se introducen en las células humanas.

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Además, se detectaron mutaciones cerca del sitio de división de la enzima furina, una región que desempeña un papel en la captación del virus en las células humanas.

En Alemania se detectaron hasta el miércoles cuatro casos de la variante ómicron a través de la secuenciación de genomas, según informó el Instituto Robert Koch, todos ellos personas que arribaron desde Sudáfrica.

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En tanto, se sospecha de otros ocho casos de esta variante. Sin embargo, los expertos estiman que ya hay más casos.

Según calcula la autoridad sanitaria de la Unión Europea ECDC, ómicron podría convertirse en cuestión de pocos meses en la variante dominante en Europa.

La agencia señaló recientemente que, aunque todavía hay una serie de incertidumbres sobre la transmisibilidad, la gravedad de la enfermedad y el posible impacto en las defensas del sistema inmunitario, los datos preliminares sugieren que la enfermedad ya está presente en Europa.

Datos preliminares indicaron que ómicron tiene una clara ventaja sobre la variante delta. La Organización Mundial de la Salud (OMS) consideró que la variante ómicron es “preocupante” (una clínica rusa de nombre Omicron demandó a la OMS por usar el nombre para el virus).

Preiser estima que ómicron es más fácilmente transmisible que delta. El investigador señaló en tanto que no observa signos definitivos de que ómicron tienda a provocar cursos de enfermedad más leves, porque aún es muy pronto para determinarlo.

El científico dijo asimismo que aún no está claro si los niños son especialmente susceptibles a la variante ómicron. “Aunque hay muchas hospitalizaciones de niños en Sudáfrica, prácticamente no están vacunados”, dijo.

Preiser señaló que existen diversas tesis sobre el origen de ómicron. Podría ser, según declaró, que esta variante del coronavirus se haya desarrollado en un paciente con VIH u otra forma de inmunodeficiencia.

La idea detrás de esto es que el virus podría multiplicarse durante muchos meses en personas con sistemas inmunitarios debilitados y cambiar poco a poco sin ser eliminados completamente por el sistema inmunitario. “Esa es una tesis especulativa y no está probada”, dijo Preiser. Otra hipótesis es que ómicron evolucionara en los animales.

También quedan otras preguntas abiertas, como por ejemplo qué efectividad tienen las vacunas ante la nueva variante.

“Es cierto que en la actualidad hay muchos brotes de infecciones con ómicron en Sudáfrica entre los vacunados, pero no está claro si esto se debe a las características específicas de la variante”, señaló el científico.

Preiser indicó que también se puede pensar que circunstancias externas desempeñen un papel. Por ejemplo, precisó, hay muchas infecciones actualmente entre los trabajadores sanitarios, que podrían verse afectados por una disminución de la protección, en parte debido a la vacunación temprana.