Los primeros 3 meses del año han dejado un triste balance sin control. La región ya supera el millón de contagios y más de 8.000 muertes por coronavirus. Esa situación es crudamente retratada por sus habitantes.

“Los ataúdes de madera tradicionales se están agotando. Nunca había visto tantos cuerpos apilados juntos”, manifestó a Reuters Lok Chung, director de una funeraria en esa ciudad.

El hombre indicó que las muertes son tantas que los trámites para hacer un funeral se estaban retrasando hasta un mes. Es decir, una persona que murió en la primera semana de marzo solamente será enterrada hasta esta primera semana de abril.

Expertos señalan que este nuevo brote se debe a las bajas tasas de vacunación completa dentro de la población. Muchos dejaron sus esquemas incompletos cuando vieron que se aplicó la estrategia “COVID cero” (confinamientos muy estrictos) en China y sus territorios autónomos.

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Si los hongkoneses de mayor edad dudaron en vacunarse es a menudo porque “no están seguros del interés” de hacerlo, en particular “en el contexto de una estrategia de COVID cero”, explica el epidemiólogo británico Ben Cowling, quien recientemente publicó un trabajo sobre el tema en la revista The Lancet.

No solo la población china no está lo suficientemente vacunada, sino que tampoco puede contar con una inmunidad postinfección. Al impedir casi todo contagio del virus, las autoridades no lo han dejado desarrollarse.

El contraste es flagrante por ejemplo con Sudáfrica, que esta semana levantó sus restricciones anticovid a pesar de que tiene apenas más de un tercio de la población vacunada.

Sudáfrica nunca optó por decisiones tan radicales como el “COVID cero”, aunque como consecuencia de ello una gran parte de la población se contagió, pagando un alto precio: 100.000 muertos contra, oficialmente, algo más de 10.000 en China, que tiene una población muchísimo más grande.