
Entre el ruido y los daños que puede causar una mascota en las viviendas y las medidas que se deben tomar alrededor de estos casos para evitar discusiones o altercados entre las personas que comparten un edificio o una propiedad, existe una que es muy común y que ha llamado la atención entre los ciudadanos.

Puntualmente, se trata de lo que se debe hacer cuando el gato de un inquilino entra en una casa o apartamento ajeno, ya que su presencia, a veces, no es bien recibida por diferentes motivos y suele desatar inconvenientes.
El Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal (IDPYBA) menciona que lo primero es que el afectado hable con el dueño del felino de manera amistosa indicándole el problema y que no quiere que este vuelva a entrar a su vivienda.
(Vea también: ¿Qué hacer y a dónde llamar si sus vecinos no dejan dormir? Multa los pone a descansar)
Si el propietario decide hacer caso omiso al llamado de atención, el perjudicado podrá acudir al administrador de la propiedad horizontal, quien debe ser un mediador neutral en el conflicto. En el caso de no existir una solución, se acudirá al comité de convivencia del conjunto, y si no hay asomo de acuerdos, la siguiente instancia es el consejo de administración.
¿Cómo hacer para que los gatos del vecino no entren a mi casa?
Evitar que el gato del vecino ingrese a su hogar es clave para mantener una buena convivencia. Cierre herméticamente puertas y ventanas, especialmente cuando salga de la casa.
Coloque mallas o mosquiteras en las mismas para evitar que el felino encuentre pequeñas aberturas. Además, revise regularmente el jardín en busca de posibles puntos de acceso, como agujeros o vallas dañadas.




¿Qué se puede hacer si un vecino tiene mascotas ruidosas?
Las molestias causadas por mascotas ruidosas pueden ocasionar tensiones vecinales. No obstante, existen diversas soluciones para abordar este problema. La comunicación abierta y respetuosa es el primer paso.
Si la situación persiste, es recomendable consultar el reglamento de copropiedad o las ordenanzas locales sobre ruidos molestos. En algunos casos, suele ser necesario acudir a mediación o incluso a las autoridades competentes.
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