Aunque algunos teléfonos celulares permiten modificar este tiempo de sueño adicional, todo parece indicar que la elección de los 9 minutos extra se remonta a los años cincuenta, cuando los fabricantes de despertadores agregaron esta utilidad a sus relojes, señala The Huffington Post.

Al parecer, las ruedecillas de la opción ‘snooze’ o ‘posponer alarma’ que se utilizaban en aquella época se fabricaban de manera estandarizada, para que encajaran con el mecanismo de los relojes ya existentes, lo que dejaba a los ensambladores de relojes con solo dos opciones: permitir que el tiempo de sueño extra fuera de menos de 10 minutos o de más de 10 minutos.

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Debido a que estudios e informes señalaban que el ser humano entra en sueño profundo a los 10 minutos, los fabricantes decidieron que la gente “se levantaría más fácil y contenta luego de una siesta pequeña”, y por eso eligieron 9 minutos como límite de sueño extra, explica el portal Mental Floss.

Sin embargo, para algunos expertos, el botón de ‘snooze’ o ‘posponer alarma’ es el peor invento para el sueño: “Cuando lo oprimes no tienes la oportunidad de volver a un sueño bueno, profundo y refrescante. Terminas con un sueño ligero y fragmentado”, explicó el psicólogo Michael Breus a The Huffington Post.

El cuerpo humano prefiere el sueño initerrumpido, es por eso que oprimir una y otra vez esta opción puede hacer que nos sintamos fatigados durante la jornada, señala el diario. Si el organismo le pide continuamente “5 minuticos más”, es porque no está durmiendo el tiempo de sueño adecuado, explicó la investigadora Rebecca Robbins.