Según un informe de la revista Semana, el calor afecta los niveles hormonales (testosterona, estrógenos y progesterona), que son los encargados de mantener activo el apetito sexual.
Ante esta baja, la población empieza a tener menos relaciones sexuales y por esto meses después del verano los índices de natalidad disminuyen.
Pero no es solo la libido la que se ve alterada. Dado que el semen debe se conservar a temperaturas bajas, el exceso de calor reduce la calidad del semen e incluso de los óvulos.
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